jueves, 30 de julio de 2015

Matrimonio… ¿carga o desafío? Parte 2 el reino privado

“Uno solo puede ser vencido, pero dos pueden resistir. ¡La cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente!”
(Eclesiastés 4:12 NVI)
Silvano Espíndola, Pastor de Casa Sobre la Roca Orlando (EEUU), en su libro “Stop Atrévete a ser feliz”, enmarca la relación matrimonial, dentro del concepto de un Reino Privado que debe ser defendido contra los enemigos que lo acechan, buscando con o sin intención destruirlo sin piedad.
A continuación, describiremos cada uno de ellos, te invito a reflexionar y realizar un diagnóstico de cómo se encuentra hoy tu relación, para que al terminar de leer éste escrito, si quieres salvar tu matrimonio, sepas hacia qué puntos debes enfocar tus esfuerzos. Eso sí, ten presente, que nada podrás hacer sino involucras al Señor en esa lucha, la clave de la victoria está en dejar que Él te guíe, recuerda, es una relación de tres, Tú, tu esposa(o) y DIOS.
Los enemigos del reino privado son:
  1. La parentela: Cuando permitimos que nuestros familiares hablen de manera despectiva de nuestro cónyuge, profiriendo insultos, burlas, indirectas, ofensas o críticas destructivas de cualquier índole, buscando ridiculizarlo. Lo anterior, destruye progresivamente el reino privado, por las heridas que deja en el corazón de nuestra pareja el que no pongas los puntos sobre las “íes” dándole a tu Esposo o Esposa, el lugar de Rey o Reina que le corresponde. Al restarle importancia a éste tipo de situaciones, es imposible que tu sueño de un hogar feliz se haga realidad.
Frena en amor sus comentarios, habla con ellos, a lo mejor se molestarán, pero si te aman, te entenderán, al querer lo mejor para ti. Tu Esposa necesita un héroe que esté dispuesto a defenderla, en cuyos brazos pueda sentirse segura. Tu Esposo necesita que lo hagas respetar y le des su lugar frente a tu familia. Así los dos se sentirán no solo respaldados el uno hacia el otro, sino también amados.
TIP 1: Jamás te permitirás o permitirás que tus familiares hablen mal de tu cónyuge, bajo NINGUNA circunstancia.
  1. Los hijos: En ésta categoría, voy a ubicar los hijos de la pareja y los hijos fuera del actual matrimonio. ¿Cuándo se convierten nuestros hijos en enemigos de nuestro Reino Privado?.
Es frecuente ver que las mujeres pongan por encima de su esposo a sus hijos, les dediquen todo su tiempo, descuidando su relación de pareja. Los problemas en tu reino privado se agudizan, cuando hay desautorización frente a permisos, forma de disciplinarlos, tiempo dedicado a la televisión, los juegos o el internet, horarios o amistades.
Respecto a los hijos fuera del actual matrimonio es aún más complicado. Es necesario poner las cartas sobre las mesa desde un principio. Si te casaste con un hombre o una mujer que tienen hijos de una relación anterior, debes saber, que lo aceptaste con paquete incluido. Es decir, su responsabilidad como papá o mamá, implican no solo compartir tiempo y parte de sus ingresos con ellos, sino también mantener una comunicación constante con su “Ex”.
Recuerden que los niños, son los dueños del reino de los cielos, es nuestra responsabilidad como padres delante de Dios, amarlos y respetarlos. Usarlos como instrumento de manipulación económica y emocional, solo causará heridas profundas en sus corazones. Ellos son los directamente afectados, cuando los utilizamos como medio de venganza, o perturbación.
TIP 2: Que tus hijos vean que son un equipo y en unidad tomen las decisiones, jamás se desautoricen o discutan delante de ellos. Hagan acuerdos enfocados en el bienestar de los hijos por fuera del actual matrimonio, no en los intereses egoístas o individuales de cada uno de los padres.
  1. La Iglesia: Se convierte en enemigo de tu Reino Privado, cuando le dedicas más tiempo del que deberías a las actividades de la Iglesia, descuidando a tu esposa y a tus hijos.
TIP 3: Recuerda, que para servir de manera adecuada a Cristo, debemos tener primero actitud de servicio al interior de nuestro hogar. Pide perdón, cuida a tu esposa y atiende las necesidades de amor y de atención de tus hijos.
  1. El celular, el Internet y Las Redes Sociales
Ya no miras a tu esposa a los ojos, tus hijos te cuentan sus experiencias del día, pero no apartas tu mirada del celular, el cien por ciento de tu atención, está fijada en las noticias, facebook, instagram, etc…estás en cuerpo presente, pero tu mente divaga en otro lugar. Atiendes llamadas de trabajo o de conocidos, desperdiciando parte de tu tiempo de descanso en otros menos en las personas que amas.
El uso indebido de la tecnología, nos hace perder el enfoque y descuidamos lo realmente importante. Hieres los sentimientos de tu familia, y sin darte cuenta, el abismo entre tú y ellos se hace más grande, sembrando raíces de amargura y resentimiento que generan heridas difíciles de sanar.
TIP 4: Desconectarse, Apagar el celular, abrazar a tus hijos, besar a tu esposa(o) y compartir tiempo de calidad con ellos, no un día, sino cada día de tu vida a su lado.
  1. Los amigos
Éste enemigo es uno de los más peligrosos. ¿Tienes un amigo o amiga motivo de discusión con tu pareja? ¿Usas palabras cariñosas para dirigirte a ellos, inclusive delante de tu cónyuge, esperando que el tolere lo que tú no tolerarías? ¡Estás muy equivocado!, debes honrar a tu esposa (o) en todo momento.
Los compinches visitadores, confianzudos, solapados y misteriosos son destructivos y déjame decirte que ni te bendicen, ni te edifican, con su aparente interés en tus problemas, se inmiscuyen en tu hogar, asesinando poco a poco la privacidad y confianza que debe existir en tu hogar.
TIP 5: Sé leal con tu familia y contigo mismo y corta de raíz con ésta situación, no permitas que tu hogar tambalee por intrusos que con o sin intención le roba la paz a tu Reino privado. Se prudente, ¡sé sabio!
  1. El trabajo:
Por falta de tiempo has dejado de congregarte, tu relación con Dios está rota, llegas muy cansado a tu casa y en lo único en lo que piensas es en dormir. Trasladas trabajo de tu oficina a tu casa, ¿no se te puede ni hablar, porque constantemente estás molesto o deprimido?
¡Hey, pilas!, te has convertido en un laboradicto, te estás perdiendo los mejores años de tus hijos, y momentosespeciales con tu esposo(a). El estar separados de Dios, te deja sin defensa y perderás de manera irremediable a tu familia por unos centavos más!.
TIP 6: Coloca límites en ésta área de tu vida, dale tiempo y atención a tus hijos, esfuérzate por que tu esposa(o) se sienta amada y atendida y descansa en el Señor, Él bendecirá la obra de tus manos.
  1. Las finanzas:
Eres compradora compulsiva, gastas más de lo que ganas en cosas innecesarias y además lo haces a escondidas, manejan sus ingresos por separado y funcionan casi como si fueran una entidad bancaria, en la que se hacen préstamos y se cobran intereses.
TIP 7: Establezcan un fondo común de ingresos, administrado por el más capacitado de los dos, trabajando en equipo y definiendo reglas de juego claras que les permita alcanzar la unidad, y estar de acuerdo en todo. Las decisiones de que en gastar se deberán tomar de común acuerdo.
Quiero decirte, que el matrimonio feliz ¡existe!, pero requiere de gallardía, valentía, perseverancia, constancia, sabiduría y mucho amor, es indispensable que te arriesgues a hacer lo inimaginable, en medio de una sociedad que te motiva a tirar la toalla y optar por el divorcio como mejor y única opción.
El matrimonio fue instituido por Dios, no para que aguantes lo que más puedas, sino para que encuentres en el seno de un verdadero hogar, la felicidad.
No creo en matrimonios y familias perfectas, pero puedo decir, que creo firmemente en la perfección de los propósitos de Dios, en la vida de cada uno de nosotros.
“Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza”.
(Jeremías 29:11 NVI)

¡DIOS NO SE EQUIVOCO, TU CÓNYUGE ES TU BENDICIÓN!



Matrimonio… ¿carga o desafío? Parte 1 antes de la boda…

“Encomienda al Señor tu camino; confía en él, y él actuará. Hará que tu justicia resplandezca como el alba; tu justa causa, como el sol de mediodía”.
(Salmo 37:5 NVI).
El matrimonio se ha convertido para algunos, en un tabú o una idea sacada de un cuento de hadas, en el que prima el… “si no funciona nos separamos y punto”.
Pensar en casarse es algo pasado de moda y mantener una relación sin ningún tipo de compromiso de por medio, es mucho mejor.  Si decides hacerlo, te encuentras con comentarios despectivos como ¿te cansaste de ser feliz? ¿Es que estás embarazada? ¿Estás realmente segura?, entre otros.
Lo primero que debo decir, es que un buen noviazgo, con Dios como protagonista principal, es el fundamento para un futuro matrimonio feliz.
Toda mi vida soñé con casarme con mi príncipe azul, jamás le pedí a Dios en oración que me mostrara quién era el candidato que Él tenía para mí. Me enamoré de mi mejor amigo, excelente persona, buen hijo y hermano, conocía mis secretos, sabía que me gustaba y que no, era perfecto para mí, durante 7 años, no peleamos, era detallista, atento y romántico. Jamás supe que fue lo que agrietó nuestra relación, muy jóvenes los dos, sin la aprobación de nuestros padres, listos para iniciar nuestra vida profesional, con un embarazo a bordo y con un Dios bombero que respondía a una tradición familiar, decidimos casarnos.
En un principio, él solo quería que se llevara a cabo una boda civil sin mucho bombo, pero yo, había idealizado mi boda como las bodas que nos describen al final de los cuentos, un vestido estilo princesa blanco muy ancho y con una cola muy larga, tacones altos, peinado hermoso y con un velo que cubriera mi rostro, para que cuando el sacerdote dijera “puede besar a la novia”, mi esposo lo retirara para finalmente, poder sentir los labios de mi amado y mi corazón, la ovación de los invitados.
La entrada a la Iglesia fue tal y como me la imaginé, del brazo de mi padre y con mis familiares y amigos a cada costado,avancé hasta donde estaba mi futuro esposo, su madre y el sacerdote. La larga cola de mi vestido, fue pisada por una de las pajecitas y se desprendió, pero seguí caminando sonriente, era mi sueño y quien me esperaba era mi amor.
La ceremonia fue linda, pero rara, la desilusión fue mayúscula al darme cuenta que el sacerdote, no nos dio la bendición, ni nos declaró marido y mujer, jamás mencionó el tan esperado puede besar a la novia…pero igual, portábamos las argollas del pacto de amor que ese día habíamos firmado ante Dios. ¡Éramos marido y mujer!.
La fiesta fue tal como la había soñado, grupo musical en vivo, un gran discurso al brindar, lleno total en el lugar y me sentía la mujer más feliz y realizada del mundo.
Nos fuimos de luna de miel a San Andrés, todo parecía haberse cumplido…no recuerdo haberle agradecido a Dios por eso, era un simple espectador, no lo invité a mi boda…estaba tan ocupada, que olvidé enviarle invitación.
La felicidad, duró solo tres meses…después de ese momento, todo se deterioró hasta terminar después de 7 años de unión, en un infortunado divorcio, en el que no solo sufrimos nosotros, sino también nuestras hijas.
Cuando decidimos casarnos, lo hacemos con el pleno convencimiento de ser felices, vemos en nuestro cónyuge el complemento perfecto, pero una vez casados, el panorama comienza a cambiar, porque la convivencia no es para nada fácil, y como normalmente yo lo describo, se convierte en una aventura extrema que exige lo mejor de cada uno para llegar a la meta.
Quisiera que entendieras, que casarse implica más que una adecuada planeación de los pormenores de la ceremonia. No es el vestido, la entrada nupcial, el coro de la Iglesia, las suntuosas argollas, un delicioso y costoso menú o la cantidad de invitados, lo que te permitirá alcanzar la tan anhelada felicidad.
Es analizar lo que motiva tu decisión, es tener claro que tus votos se los harás a Dios y que el objetivo no es que seas feliz tú, sino que te esfuerces cada día por hacer feliz a tu cónyuge hasta el final. No importa la situación en la que se encuentren, estar seguros, que aunque se presenten pruebas y tormentas, Dios proveerá al futuro hogar, todo lo que necesiten.
El matrimonio no es un juego, es un pacto de amor, unión y lealtad, que hacen los dos con nuestro Padre celestial, es primordial invitarlo a su noviazgo, a la boda y a su hogar para que funcione.
Si eres soltero y piensas casarte algún día, ¡no te dejes engañar!, Si entregas tus proyectos al Señor, todo irá bien, no debes temer. Es fundamental preparase antes de dar el ¡sí!, hacer un pacto de pureza (no tener relaciones sexuales) durante el noviazgo, vivir conforme a la palabra y en verdadera comunión con Dios, para que puedas disfrutar las bendiciones que traen los derechos conyugales otorgados por Él, en tu futuro, ¡éste es el verdadero desafío!

“Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán”.

(Proverbios 16:3 NVI)



miércoles, 15 de julio de 2015

Las tres caras de la hipocresía

“Ahora bien, ten en cuenta que en los últimos días vendrán tiempos difíciles. La gente estará llena de egoísmo y avaricia; serán jactanciosos, arrogantes, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, insensibles, implacables, calumniadores, libertinos, despiadados, enemigos de todo lo bueno, traicioneros, impetuosos, vanidosos y más amigos del placer que de Dios. Aparentarán ser piadosos, pero su conducta desmentirá el poder de la piedad. ¡Con esa gente ni te metas!”
(2 Timoteo 3:1-5 NVI)
¿Eres tú una persona que excluye a Dios, niega reconocer su soberanía y que no respeta límites divinos?…
Te hago esta pregunta, no para juzgarte, sino para que después de reconocer y analizar quién eres, tomes la decisión de cambiar las actitudes que lejos de traer cosas buenas a tu vida, te apartan cada vez más de lo que significa un vivir con Cristo cargado de bendiciones.
Según el diccionario Bíblicode Holman, ser hipócrita es la pretensión de ser lo que uno realmente no es delante de nuestro prójimo, es permitir la falsedad en nuestras actuaciones, es manifestar a través de lo que decimos y hacemos, oposición a Dios, al no tener en cuenta lo que nos enseña y actuar en contradicción con lo que profesamos.
Existen 3 tipos de hipocresía, la hipocresía hacia Dios, hacia nuestro prójimo y hacia nosotros mismos.
Somos hipócritas con Nuestro Padre celestial, cuando nuestras oraciones son rutinarias, dándole paso a la religiosidad y nos presentamos delante de Él, sin reconocer nuestras fallas o lo que es peor, pidiendo perdón sin un verdadero arrepentimiento; Cuando queremos recibir bendiciones sin una muestra real de cambio en nuestro proceder ysi afirmamos que tenemos una relación personal con Él, pero vivimos en la oscuridad, mentimos y no ponemos en práctica la verdad(1 Juan 1:6 NVI).
Somos hipócritas con nuestro prójimo, al criticar y sacar a relucir los defectos de las otras personas, sin usar antes el espejo para ver más allá de nuestro reflejo superficial y así, escudriñar en lo más profundo de nuestra alma, para descubrir lo que realmente nos domina. Es fácil señalar a quien según nuestros propios criterios falla constantemente, pero ¿Quién nos da el derecho de emitir palabra alguna hacia los comportamientos ajenos, cuando no somos capaces de mirar hacia nuestro interior para realizar un diagnóstico digno de un hijo de Dios?. Decimos que somos Cristianos, pero somos indiferentesante el dolor o las situaciones que personas cercanas viven, ignoramos nuestro deber de ayudar a otros, de poner nuestro granito de arena en un mundo que necesita de personas dispuestas a marcar la diferencia y dar a conocer a Dios a través de acciones de amor, honestidad, amabilidad y paciencia; somos egoístas y vivimos pensando en nuestro propio bienestar, en acumular dinero y cosas materiales, en dar pie a una vida de apariencias antes de pensar en quien está a mi lado y necesita de mi ayuda o de una palabra de aliento oportuna, que le permita salir a flote y quizás seguir adelante en medio de una situación difícil; somos cobardes y nos rehusamos a limpiar y sacar fuera la basura con la que a diario alimentamos nuestra existencia.
“¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás con claridad para sacar la astilla del ojo de tu hermano”.
(Mateo 7:5 NVI)
Somos Hipócritas con nosotros mismos, cuando en lo secreto soy una persona diferente a lo que mi familia, mis amigos o mis compañeros de trabajo ven; cuando pretendo ser quien no soy, sin reconocer que necesito más de Dios para ser mejor; cuando decido no dar lo mejor de mí a quienes me rodean, cuando mis ojos reflejan mentira, deshonestidad, arrogancia y manipulación; cuando no hago el más mínimo esfuerzo por cambiar lo que de antemano sé debo cambiar, ignorando que Dios espera de mí mucho más de lo que hoy le doy; cuando sé que con mis pensamientos, acciones y palabras ofendo a un Dios que confía en mí y decido apagar la voz que me dice constantemente que lo que hago está mal, para encallecer así mi corazón y convivir con el pecado que habita en mí.
“No hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse. Así que todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad se dará a conocer a plena luz, y lo que han susurrado a puerta cerrada se proclamará desde las azoteas”.
(Lucas 12:2-4 NVI)
Lo anteriormente descrito, es un bosquejo de aquello en lo que podemos estar incurriendo sin medir las consecuencias negativas que puede traer a nuestras vidas, el ser hipócritas a todo nivel.
Se hace relevante que entendamos, que no es perfección lo que busca Dios, sino que hoy sea el día en que dejes atrás tu pasado, esforzándote por alcanzar la recompensa que Él da a través del verdadero arrepentimiento, la renunciaa todo aquello que tealeja cada vez más de una vida de bendición, logrando así, construir fortalezas que te impidan volver la mirada atrás, porque cuando miras hacia atrás, te pierdes lo que viene delante de ti.
Llénate de valor, no tengas miedo, cree en el poder del Señor al prometerte la corona de vida (Santiago 1:12). Si pones a Cristo como ejemplo de vida, sabrás lo que debes hacer, porqué Él es quien te guía y orienta (Salmos 32:8), La meta es ser aprobado por Él, antes que por los hombres (1 tesalonicenses 2:4) y examinarnos a diario, para tener la oportunidad de empezar de nuevo.No te rindas, sé fuerte y valiente, la recompensa ya viene!

“Olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús”.

(Filipenses 3:12-14 NVI)



Por Lilo de Sierra

martes, 14 de julio de 2015

Atrapada en una mentira

¿Quién define que somos bellas?, ¿los medios de comunicación?, ¿Personas que se creen tienen el conocimiento para definir, si físicamente somos interesantes o no?, ¿Alguna vez te has preguntado, en que o quien pensaba Dios cuando te creo?
Para Dios, la belleza se describe en 1 Pedro 3:3 (NVI) así:

“Que la belleza de ustedes no sea la externa, que consiste en adornos tales como peinados ostentosos, joyas de oro y vestidos lujosos. Que su belleza sea más bien la incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y consiste en un espíritu suave y apacible. Ésta sí que tiene mucho valor delante de Dios”.

Cuando buscamos la aprobación de los hombres, nos volvemos esclavos de nuestros propios deseos. Hace unos años, podía decir que tenía medidas perfectas, dedicaba 4 horas diarias de mi tiempo al gimnasio, realizaba dietas extremas, tratando de mantener una imagen de mujer hermosa ante la gente que me conocía, con la motivación de ser linda en medio de la sociedad en la que me desenvolvía. Creía que mostrar mi cuerpo, cintura perfecta y abdominales marcados, era la manera más acertada de lograr aceptación.

En mi mente, tenía impreso el estereotipo de belleza típico de la sociedad actual, mi exterior cumplía expectativas, pero en mi interior, acumulaba resentimiento, un carácter recio, indiferente, poco me preocupaban las necesidades de los demás y vivía inmersa en mi egocentrismo.

Con medidas perfectas, resultado de años de trabajo, quedé embarazada. En mis dos embarazos, subí en promedio 23 kilos de peso y mi cuerpo sufrió las consecuencias que toda mamá puede ver reflejadas en el espejo, estrías, flacidez y sobrepeso.

No recuperé mi paz, a lo largo de 8 largos años, consulté varios cirujanos plásticos que me dieran la esperanza de recuperar la figura perdida, algunos fueron sinceros diciéndome que en realidad yo no necesitaba someterme a procedimientos estéticos, otros, prometieron un cuerpo de 20 años sin ningún esfuerzo y yo, me decidí por el camino aparentemente más fácil, una minilipectomia abdominal con lipoescultura láser, aumento de senos y reparación umbilical doble, todo en una sola cirugía, ignorando los altos riesgos y cediendo a mis deseos de recuperar mi figura en desobediencia, porque mi Esposo, mi cabeza, mi protector de parte de Dios, se oponía completamente a que me sometiera a todo eso.

Visitamos cerca de cuatro cirujanos plásticos, todos miembros de la Sociedad Colombiana de Cirugía plástica, en promedio cobraban cerca de quince millones por todo lo que pensaba hacerme, yo, oraba por una respuesta delante de Dios para poder recuperar mi atractivo, había ahorrado más o menos siete millones de pesos para la cirugía y pensaba endeudarme para costear el resto.

Definitivamente, abrimos puertas para que el enemigo actúe en nuestra vida, como si fuera dueño de ella. Por sugerencia de una amiga, visitamos un Doctor, el cual creí era la respuesta a mi oración, lo que me cobraba por todos los procedimientos, era lo que tenía ahorrado, es decir, no tenía que endeudarme. Cuando entramos a su consultorio, me fijé que sobre su escritorio tenía una Biblia, al indagar, me confirmó que era Cristiano amigo de uno de los pastores de mi congregación, para mí, era la confirmación a mi oración, Dios me estaba hablando y me sentía feliz, mi sueño se iba a hacer realidad, que mentira tan infalible, olvidé por completo, que el enemigo se sabe la Biblia de memoria y que como padre de la mentira, engaña y se hace ver como la verdad, para caigamos en su vil trampa.

Creo que Dios, intentó advertirme, le escribí a mi Pastor, pero nunca me respondió, investigué y dicho médico no hacia parte de la Sociedad Colombiana de cirugía Plástica, era cirujano estético de una Universidad de Brasil que no había homologado la Carrera en mi país, médico ginecólogo, no autorizado para realizar este tipo de procedimientos. Rumbo a la Clínica, consulté un foro en la web y encontré, un comentario en el que se mencionaba que éste médico, le había causado la muerte a una mujer, por un mal procedimiento en sus glúteos, en la Clínica, las enfermeras hacían comentarios de su irresponsabilidad, pero yo, continué presa de mis deseos, mi carrera hacia lo que más adelante sería una prueba más de mi vida.

Me operé, mi cuerpo maltratado por los cinco procedimientos que me practiqué de manera irresponsable, reflejaba los estragos de mi decisión. El mes siguiente a la cirugía, fue muy duro, masajes, antibióticos y analgésicos, mis senos, habían quedado sin forma. Mi seno izquierdo presentaba una deformidad, sentía la prótesis y el dolor era inimaginable. Mi vientre era atravesado por la cicatriz de la minilipectomia y los orificios en mi cintura y espalda, eran la marca de mis acciones por recuperar mi cintura pequeña. La felicidad me duró poco, el cirujano me decía que debía repetir los medicamentos, lo que gasté en dinero fue cerca de 3 millones de pesos más adicionales, afectando las finanzas de mi hogar, la cicatriz selló muy bien y mi cintura se veía espectacular, pero mi Seno seguía grande e hinchado y aquel médico me responsabilizaba de los malos resultados, porque dizque mi cuerpo no estaba produciendo el colágeno suficiente.

Decidimos con mi Esposo consultar otro cirujano. Diagnosticó que la prótesis no estaba bien posicionada, que habían introducido en mi cuerpo prótesis chinas de mala calidad, y que debíamos operar de nuevo, para mitigar el riesgo de una infección.

Fue tal su sorpresa, que al abrir mi pecho, se encontró que la prótesis no solo estaba fuera de lugar, sino al revés. Mi músculo, estaba totalmente cercenado y mi glándula mamaria prácticamente ya no existía. Tuvo que coger puntos internos para tratar de reconstruir el tejido y dar la forma adecuada a mi seno. Me sentí devastada cuando vi las fotos, me sentía engañada, triste, traicionada, estafada, pero debía asumir las consecuencias de mi desobediencia, de haber escuchado la voz equivocada.

Por la gracia de Dios y el apoyo de mi Esposo, estoy totalmente recuperada. Estoy viva y bien, otros no sobreviven a éste tipo de prácticas extremas.
No está mal, tomar la decisión de cuidar nuestro cuerpo, es más, es un mandato de Dios hacerlo en 1 Corintios 6:19-20 (NVI):

¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios.

Tener hábitos alimenticios saludables y estar en forma, te permiten mejorar tu calidad de vida y honrar a Dios. Lo que está verdaderamente errado, es vivir en la mentira de que debo agradar al mundo para ser feliz. La belleza incorruptible, es aquella que dura para siempre, la que deja una huella de amor en la vida de quienes nos rodean, es tener el carácter apacible y suave de Cristo para edificar las vidas de aquellas personas que aún no lo conocen.


El encanto y la belleza son pasajeras (Proverbios 31:30 NVI), pero lo que guardas y reflejas en tu corazón es eterno, real tesoro del cielo. Eres una obra de arte de Dios, Él dedicó tiempo para que fueras perfecto a sus ojos, eres hermoso, único. Lo que te hace realmente bello, es permanecer íntegro delante de Él, valorando lo que eres como persona y como hijo de Dios. El Señor nos reviste de Fuerza y dignidad, para aceptarnos a sí mismos y reconocer su obra maravillosa en nosotros, sé libre y aduéñate de ésta verdad.