viernes, 21 de agosto de 2015

¿Por qué me pasa esto a mí?: fe verdadera en medio de las pruebas

“Considera mi aflicción, y líbrame, pues no me he olvidado de tu ley. Defiende mi causa, rescátame; dame vida conforme a tu promesa.”
(Salmos 119: 153-154 NVI)
¿Te ha pasado que intentas dar lo mejor de ti en todas las áreas de tu vida, que te esfuerzas por agradar a Dios en todo momento, no le haces daño a nadie, tienes una actitud positiva ante toda circunstancia, tratas de no quejarte tanto, pero las cosas no te salen como esperabas?.
Job, fue un hombre recto e intachable ante los ojos de Dios y de los hombres, no le hacía falta nada, tenía una familia feliz, mucho dinero, propiedades, ganado, criados y buen nombre ante la sociedad (Job 1 NVI).
Debes saber que Dios, te portes bien o te portes mal, prueba tu confianza en Él, en medio de tus dificultades. Dudas en tu mente pero crees en el corazón, que todo lo puede, y esperas una pronta respuesta a tus oraciones, pero al ver que esa respuesta es demorada y que aquello que te entristece no cambia sino empeora con el pasar del tiempo, te lleva a pensar de manera equivocada, motivándote a  alejarte de Dios, culpándolo por lo que para ti es frustración y derrota.
 Job, fue un hombre que lo perdió todo, sus posesiones materiales, su familia, su matrimonio, sufrió enfermedad, fue señalado y cuestionado por sus amigos, se sintió devastado, pero permaneció firme en sus principios y convicciones.
Aunque Job no hallaba respuesta a sus súplicas, declaraba que el Señor se ocupaba de él, soportó su sufrimiento con paciencia y afirmó que si había recibido bendiciones por parte de Dios, también debía aceptar los problemas con un corazón humilde.
Al sentirse atacado y abandonado por su familia y amigos, confrontó y cuestionó a Dios, exigiéndole una respuesta ante su situación, más sin embargo, lo hizo ante Él, y no ante los seres humanos, y es en medio de sus cuestionamientos, que Dios le habla, para hacerle entender que Él tiene el control de todo.
“El Señor le respondió a Job desde la tempestad. Le dijo: ¿Quién es éste, que oscurece mi consejo con palabras carentes de sentido? Prepárate a hacerme frente; yo te cuestionaré, y tú me responderás. ¿Dónde estabas cuando puse las bases de la tierra? ¡Dímelo, si de veras sabes tanto!” (Job 38:1-4 NVI).
Al creador de lo que podemos ver y percibir en el mundo, no le ha quedado grande tu vida. Si decides confiar en Él ycaminar de su mano, puede darte más de lo que esperas, pero para que esto suceda, es necesario clamar por su intervención, dejando de lado la queja, la infidelidad, la lujuria, los negocios ilícitos, la mentira, el odio, el resentimiento, el temor y todo aquello que te aleja del plan divino que Él ha trazado para ti.
Dios es poderoso, no rechaza al inocente, todo lo entiende, hace valer sus derechos, lo cuida, lo libra de la aflicción, lo consuela en medio del sufrimiento, le pide apartarse del mal, obedecerle y servirle, para gozar de prosperidad, lo único que tiene que hacer, es dejarse instruir y orientar  por Él.
Lo que hoy estás viviendo, falta de trabajo, un matrimonio destruido, la soledad, un grave diagnóstico médico, la pérdida de un ser querido o las deudas que te roban la paz y la de tu familia, cualquiera que sea tu circunstancia, no es desconocida para aquel que te creó; aunque no lo sientas o lo veas, está trabajando en ti con una dedicación especial.
Finalmente, Dios promete restituirte, llevarte a un lugar amplio y espacioso, y sostenerte en medio de las dificultades, siempre y cuando entiendas que no es en tus fuerzas, sino es por su mano poderosa que saldrás victorioso (Job 36:16 NVI).
No podemos cuestionar los planes de Dios, porque en nuestra sabiduría no podemos comprenderlos. Reconocer su soberanía en cada una de las experiencias buenas o malas vividas, es lo que abrirá las puertas del cielo, para que sobreabunden bendiciones como premio a nuestra paciencia y perseverancia.
¡La decisión de tener fe es personal y voluntaria!, cambiar las actitudes con las que enfrentas las pruebas, te permitirá ver claramente el camino a seguir para recibir la tan anhelada recompensa.
“El Señor bendijo más los últimos años de Job que los primeros, pues llegó a tener catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas. Tuvo también catorce hijos y tres hijas. A la primera de ellas le puso por nombre Paloma, a la segunda la llamó Canela, y a la tercera, Linda. No había en todo el país mujeres tan bellas como las hijas de Job.”
(Job 42:12-17 NVI)

¡AUNQUE TU MUNDO HOY ESTÉ EN OSCURIDAD, NADA PODRÁ FRUSTRAR LOS PLANES QUE DIOS TIENE PARA TI!



Carta de un alma herida

Y volverán los rescatados por el Señor, y entrarán en Sión con cantos de alegría, coronados de una alegría eterna. Los alcanzarán la alegría y el regocijo, y se alejarán la tristeza y el gemido.
(Isaías 35:10 NVI)
Aquel fatídico día, en el que cosechaba todo aquello que durante años sembró, dolor, tristeza, desesperación, sentimientos de derrota y frustración, seguidos de pensamientos de no querer vivir, eran la consecuencia de palabras llenas de rencor, rabia y actitudes de rudeza de un lado y otro.
Como fruto de todo esto, Ana Sofía, sufría el abandono, la desilusión y la desesperanza. Cada golpe, palabra e insulto recibido, eran puñaladas directas al corazón, se sintió humillada, desvalorizada, nada de lo que hiciera o dejara de hacer contaba, porque al final, todo sería en vano.
Renegaba del Padre celestial,yen su desidia,entregó al enemigo su dignidad, su valor como mujer y todo su ser. No conocía en aquel entonces de Jesucristo. Esa noche, pensó que no tenía sentido vivir, si la persona que amaba no permanecía a su lado, y concluyó en sus fuerzas, que la mejor salida era atentar contra su vida, sin importar que su pequeña hija de 2 años, la necesitaba y que allí con ella se encontraba.
Meses más tarde, conoció a un Dios misericordioso que le enseñó, que como persona vale su sangre y que como su hija consentida, todo lo que le sucedía era para su bien. No se arrepiente de todo lo vivido, no cambiarían los malos ni los buenos momentos que pudo experimentar, porque en cada uno de ellos, puede ver la mano de su padre, tratando directamente con su carácter.
Hoy, no es la misma de ayer, es más fuerte, valor a cada segundo de su existencia y cree que todo es posible para aquel que en su amor la diseñó.
Con su corazón restaurado, Ana Sofía le escribió a Santiago la siguiente carta:
Perdóname una y otra vez por llevarte al límite, quisiera haber podido cambiar tan rápido como nuestra mente espera que se dé ese cambio; perdona, porque quizás no me esforcé lo suficiente, disculpa mi debilidad, al no haberte amado como lo merecías, y por fracasar al no ser la ayuda idónea y mujer virtuosa que esperabas que fuera. Jamás usé máscaras, soy lo que soy, auténtica, honesta, fiel a mis principios y creencias, nunca te mentí acerca de mis sentimientos, lamento que mis actitudes, te llevaran a pensar de mí lo contrario.
Me sentía impotente, porque tus  palabras y acciones rudas y mi necedad al no saber aplicar la teoría, me descontrolaban. Deseaba que me hablaras con amor, que lo que me pedías lo hubieras hecho con delicadeza, para que de ésta manera, me hubieras ayudado un poco, porque desafortunadamente tus debilidades eran también las mías, yo te respondía de la misma manera grosera, y hoy veo, que mi falta de respeto y tu falta de amor, fue lo que agravó las cosas entre nosotros.
Deseaba con ansias que esa unidad de la que tanto nos habían hablado en la Iglesia, llegara prontamente a nuestro matrimonio, que el sujetarme y someterme a ti no me costara tanto, que fuera digna de tu admiración, de tu confianza, ser fuente de bien para ti, trabajar a tu lado por darle a nuestra hija lo que necesitaba, complacerme en tus logros, preocuparme por nuestro hogar, revestida de la fuerza y dignidad que solo el Todopoderoso podía concederme, hablar con sabiduría y con ternura cuando no estaba de acuerdo contigo, cuidar de nuestro hogar sin queja alguna, dejar de pensar en mí para empezar a pensar más en ti y en tus necesidades para que algún día, reconocieras mis logros y alabaras mis obras públicamente como lo dice proverbios 31, pero ya es demasiado tarde para los tres… te amé con todas las fuerzas de mi corazón, y no me importaba si moría en el intento, hoy quiero ver la mano poderosa de Dios sobre ti, porque esa será la verdadera recompensa que recibiré hasta el final de mis días, ver su gloria, reflejada en tu vida!
Hoy, tengo la oportunidad de rehacer mi vida, conocí un hombre maravilloso que se esfuerza por ser mejor para Dios cada día, que como yo, es una persona imperfecta, y que desea ser feliz y cumplir el plan y el propósito que tiene nuestro Señor para nuestro hogar. Muchas personas pensaron que fracasaríamos, pero seguimos juntos, unos días bien, otros días con nuestro mundo tambaleando, pero con la plena fe y confianza de querer seguir hacia adelante, porque sabemos que nos espera un galardón eterno y espectacular si le apostamos a lo que Dios quiere.
Mi tiempo junto a ti, no fue en vano, cada lágrima, cada acción y cada palabra desacertada, retumban en mi mente, como un instructivo claro de lo que ya no debo hacer y gloria a Dios, en el proceso,lo conocí a Él, para deleitarme en la verdadera felicidad.
Reconociendo mi responsabilidad, perdonando con sinceridad y esperando que El Señor te bendiga hoy y siempre,
Con aprecio,
Sophie
“Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús”
(Filipenses 3:13-14 NVI)