jueves, 30 de julio de 2015

Matrimonio… ¿carga o desafío? Parte 2 el reino privado

“Uno solo puede ser vencido, pero dos pueden resistir. ¡La cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente!”
(Eclesiastés 4:12 NVI)
Silvano Espíndola, Pastor de Casa Sobre la Roca Orlando (EEUU), en su libro “Stop Atrévete a ser feliz”, enmarca la relación matrimonial, dentro del concepto de un Reino Privado que debe ser defendido contra los enemigos que lo acechan, buscando con o sin intención destruirlo sin piedad.
A continuación, describiremos cada uno de ellos, te invito a reflexionar y realizar un diagnóstico de cómo se encuentra hoy tu relación, para que al terminar de leer éste escrito, si quieres salvar tu matrimonio, sepas hacia qué puntos debes enfocar tus esfuerzos. Eso sí, ten presente, que nada podrás hacer sino involucras al Señor en esa lucha, la clave de la victoria está en dejar que Él te guíe, recuerda, es una relación de tres, Tú, tu esposa(o) y DIOS.
Los enemigos del reino privado son:
  1. La parentela: Cuando permitimos que nuestros familiares hablen de manera despectiva de nuestro cónyuge, profiriendo insultos, burlas, indirectas, ofensas o críticas destructivas de cualquier índole, buscando ridiculizarlo. Lo anterior, destruye progresivamente el reino privado, por las heridas que deja en el corazón de nuestra pareja el que no pongas los puntos sobre las “íes” dándole a tu Esposo o Esposa, el lugar de Rey o Reina que le corresponde. Al restarle importancia a éste tipo de situaciones, es imposible que tu sueño de un hogar feliz se haga realidad.
Frena en amor sus comentarios, habla con ellos, a lo mejor se molestarán, pero si te aman, te entenderán, al querer lo mejor para ti. Tu Esposa necesita un héroe que esté dispuesto a defenderla, en cuyos brazos pueda sentirse segura. Tu Esposo necesita que lo hagas respetar y le des su lugar frente a tu familia. Así los dos se sentirán no solo respaldados el uno hacia el otro, sino también amados.
TIP 1: Jamás te permitirás o permitirás que tus familiares hablen mal de tu cónyuge, bajo NINGUNA circunstancia.
  1. Los hijos: En ésta categoría, voy a ubicar los hijos de la pareja y los hijos fuera del actual matrimonio. ¿Cuándo se convierten nuestros hijos en enemigos de nuestro Reino Privado?.
Es frecuente ver que las mujeres pongan por encima de su esposo a sus hijos, les dediquen todo su tiempo, descuidando su relación de pareja. Los problemas en tu reino privado se agudizan, cuando hay desautorización frente a permisos, forma de disciplinarlos, tiempo dedicado a la televisión, los juegos o el internet, horarios o amistades.
Respecto a los hijos fuera del actual matrimonio es aún más complicado. Es necesario poner las cartas sobre las mesa desde un principio. Si te casaste con un hombre o una mujer que tienen hijos de una relación anterior, debes saber, que lo aceptaste con paquete incluido. Es decir, su responsabilidad como papá o mamá, implican no solo compartir tiempo y parte de sus ingresos con ellos, sino también mantener una comunicación constante con su “Ex”.
Recuerden que los niños, son los dueños del reino de los cielos, es nuestra responsabilidad como padres delante de Dios, amarlos y respetarlos. Usarlos como instrumento de manipulación económica y emocional, solo causará heridas profundas en sus corazones. Ellos son los directamente afectados, cuando los utilizamos como medio de venganza, o perturbación.
TIP 2: Que tus hijos vean que son un equipo y en unidad tomen las decisiones, jamás se desautoricen o discutan delante de ellos. Hagan acuerdos enfocados en el bienestar de los hijos por fuera del actual matrimonio, no en los intereses egoístas o individuales de cada uno de los padres.
  1. La Iglesia: Se convierte en enemigo de tu Reino Privado, cuando le dedicas más tiempo del que deberías a las actividades de la Iglesia, descuidando a tu esposa y a tus hijos.
TIP 3: Recuerda, que para servir de manera adecuada a Cristo, debemos tener primero actitud de servicio al interior de nuestro hogar. Pide perdón, cuida a tu esposa y atiende las necesidades de amor y de atención de tus hijos.
  1. El celular, el Internet y Las Redes Sociales
Ya no miras a tu esposa a los ojos, tus hijos te cuentan sus experiencias del día, pero no apartas tu mirada del celular, el cien por ciento de tu atención, está fijada en las noticias, facebook, instagram, etc…estás en cuerpo presente, pero tu mente divaga en otro lugar. Atiendes llamadas de trabajo o de conocidos, desperdiciando parte de tu tiempo de descanso en otros menos en las personas que amas.
El uso indebido de la tecnología, nos hace perder el enfoque y descuidamos lo realmente importante. Hieres los sentimientos de tu familia, y sin darte cuenta, el abismo entre tú y ellos se hace más grande, sembrando raíces de amargura y resentimiento que generan heridas difíciles de sanar.
TIP 4: Desconectarse, Apagar el celular, abrazar a tus hijos, besar a tu esposa(o) y compartir tiempo de calidad con ellos, no un día, sino cada día de tu vida a su lado.
  1. Los amigos
Éste enemigo es uno de los más peligrosos. ¿Tienes un amigo o amiga motivo de discusión con tu pareja? ¿Usas palabras cariñosas para dirigirte a ellos, inclusive delante de tu cónyuge, esperando que el tolere lo que tú no tolerarías? ¡Estás muy equivocado!, debes honrar a tu esposa (o) en todo momento.
Los compinches visitadores, confianzudos, solapados y misteriosos son destructivos y déjame decirte que ni te bendicen, ni te edifican, con su aparente interés en tus problemas, se inmiscuyen en tu hogar, asesinando poco a poco la privacidad y confianza que debe existir en tu hogar.
TIP 5: Sé leal con tu familia y contigo mismo y corta de raíz con ésta situación, no permitas que tu hogar tambalee por intrusos que con o sin intención le roba la paz a tu Reino privado. Se prudente, ¡sé sabio!
  1. El trabajo:
Por falta de tiempo has dejado de congregarte, tu relación con Dios está rota, llegas muy cansado a tu casa y en lo único en lo que piensas es en dormir. Trasladas trabajo de tu oficina a tu casa, ¿no se te puede ni hablar, porque constantemente estás molesto o deprimido?
¡Hey, pilas!, te has convertido en un laboradicto, te estás perdiendo los mejores años de tus hijos, y momentosespeciales con tu esposo(a). El estar separados de Dios, te deja sin defensa y perderás de manera irremediable a tu familia por unos centavos más!.
TIP 6: Coloca límites en ésta área de tu vida, dale tiempo y atención a tus hijos, esfuérzate por que tu esposa(o) se sienta amada y atendida y descansa en el Señor, Él bendecirá la obra de tus manos.
  1. Las finanzas:
Eres compradora compulsiva, gastas más de lo que ganas en cosas innecesarias y además lo haces a escondidas, manejan sus ingresos por separado y funcionan casi como si fueran una entidad bancaria, en la que se hacen préstamos y se cobran intereses.
TIP 7: Establezcan un fondo común de ingresos, administrado por el más capacitado de los dos, trabajando en equipo y definiendo reglas de juego claras que les permita alcanzar la unidad, y estar de acuerdo en todo. Las decisiones de que en gastar se deberán tomar de común acuerdo.
Quiero decirte, que el matrimonio feliz ¡existe!, pero requiere de gallardía, valentía, perseverancia, constancia, sabiduría y mucho amor, es indispensable que te arriesgues a hacer lo inimaginable, en medio de una sociedad que te motiva a tirar la toalla y optar por el divorcio como mejor y única opción.
El matrimonio fue instituido por Dios, no para que aguantes lo que más puedas, sino para que encuentres en el seno de un verdadero hogar, la felicidad.
No creo en matrimonios y familias perfectas, pero puedo decir, que creo firmemente en la perfección de los propósitos de Dios, en la vida de cada uno de nosotros.
“Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza”.
(Jeremías 29:11 NVI)

¡DIOS NO SE EQUIVOCO, TU CÓNYUGE ES TU BENDICIÓN!



Matrimonio… ¿carga o desafío? Parte 1 antes de la boda…

“Encomienda al Señor tu camino; confía en él, y él actuará. Hará que tu justicia resplandezca como el alba; tu justa causa, como el sol de mediodía”.
(Salmo 37:5 NVI).
El matrimonio se ha convertido para algunos, en un tabú o una idea sacada de un cuento de hadas, en el que prima el… “si no funciona nos separamos y punto”.
Pensar en casarse es algo pasado de moda y mantener una relación sin ningún tipo de compromiso de por medio, es mucho mejor.  Si decides hacerlo, te encuentras con comentarios despectivos como ¿te cansaste de ser feliz? ¿Es que estás embarazada? ¿Estás realmente segura?, entre otros.
Lo primero que debo decir, es que un buen noviazgo, con Dios como protagonista principal, es el fundamento para un futuro matrimonio feliz.
Toda mi vida soñé con casarme con mi príncipe azul, jamás le pedí a Dios en oración que me mostrara quién era el candidato que Él tenía para mí. Me enamoré de mi mejor amigo, excelente persona, buen hijo y hermano, conocía mis secretos, sabía que me gustaba y que no, era perfecto para mí, durante 7 años, no peleamos, era detallista, atento y romántico. Jamás supe que fue lo que agrietó nuestra relación, muy jóvenes los dos, sin la aprobación de nuestros padres, listos para iniciar nuestra vida profesional, con un embarazo a bordo y con un Dios bombero que respondía a una tradición familiar, decidimos casarnos.
En un principio, él solo quería que se llevara a cabo una boda civil sin mucho bombo, pero yo, había idealizado mi boda como las bodas que nos describen al final de los cuentos, un vestido estilo princesa blanco muy ancho y con una cola muy larga, tacones altos, peinado hermoso y con un velo que cubriera mi rostro, para que cuando el sacerdote dijera “puede besar a la novia”, mi esposo lo retirara para finalmente, poder sentir los labios de mi amado y mi corazón, la ovación de los invitados.
La entrada a la Iglesia fue tal y como me la imaginé, del brazo de mi padre y con mis familiares y amigos a cada costado,avancé hasta donde estaba mi futuro esposo, su madre y el sacerdote. La larga cola de mi vestido, fue pisada por una de las pajecitas y se desprendió, pero seguí caminando sonriente, era mi sueño y quien me esperaba era mi amor.
La ceremonia fue linda, pero rara, la desilusión fue mayúscula al darme cuenta que el sacerdote, no nos dio la bendición, ni nos declaró marido y mujer, jamás mencionó el tan esperado puede besar a la novia…pero igual, portábamos las argollas del pacto de amor que ese día habíamos firmado ante Dios. ¡Éramos marido y mujer!.
La fiesta fue tal como la había soñado, grupo musical en vivo, un gran discurso al brindar, lleno total en el lugar y me sentía la mujer más feliz y realizada del mundo.
Nos fuimos de luna de miel a San Andrés, todo parecía haberse cumplido…no recuerdo haberle agradecido a Dios por eso, era un simple espectador, no lo invité a mi boda…estaba tan ocupada, que olvidé enviarle invitación.
La felicidad, duró solo tres meses…después de ese momento, todo se deterioró hasta terminar después de 7 años de unión, en un infortunado divorcio, en el que no solo sufrimos nosotros, sino también nuestras hijas.
Cuando decidimos casarnos, lo hacemos con el pleno convencimiento de ser felices, vemos en nuestro cónyuge el complemento perfecto, pero una vez casados, el panorama comienza a cambiar, porque la convivencia no es para nada fácil, y como normalmente yo lo describo, se convierte en una aventura extrema que exige lo mejor de cada uno para llegar a la meta.
Quisiera que entendieras, que casarse implica más que una adecuada planeación de los pormenores de la ceremonia. No es el vestido, la entrada nupcial, el coro de la Iglesia, las suntuosas argollas, un delicioso y costoso menú o la cantidad de invitados, lo que te permitirá alcanzar la tan anhelada felicidad.
Es analizar lo que motiva tu decisión, es tener claro que tus votos se los harás a Dios y que el objetivo no es que seas feliz tú, sino que te esfuerces cada día por hacer feliz a tu cónyuge hasta el final. No importa la situación en la que se encuentren, estar seguros, que aunque se presenten pruebas y tormentas, Dios proveerá al futuro hogar, todo lo que necesiten.
El matrimonio no es un juego, es un pacto de amor, unión y lealtad, que hacen los dos con nuestro Padre celestial, es primordial invitarlo a su noviazgo, a la boda y a su hogar para que funcione.
Si eres soltero y piensas casarte algún día, ¡no te dejes engañar!, Si entregas tus proyectos al Señor, todo irá bien, no debes temer. Es fundamental preparase antes de dar el ¡sí!, hacer un pacto de pureza (no tener relaciones sexuales) durante el noviazgo, vivir conforme a la palabra y en verdadera comunión con Dios, para que puedas disfrutar las bendiciones que traen los derechos conyugales otorgados por Él, en tu futuro, ¡éste es el verdadero desafío!

“Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán”.

(Proverbios 16:3 NVI)