miércoles, 30 de diciembre de 2015

Retroceder nunca rendirse jamás

Escrito por Lilo de Sierra

“Pon la mirada en lo que tienes delante; fija la vista en lo que está frente a ti.  Endereza las sendas por donde andas; allana todos tus caminos.  No te desvíes ni a diestra ni a siniestra; apártate de la maldad.”
(Proverbios 4:25-27 NVI)
Desde que estaba en el colegio, me incliné por mi gusto hacia la música. Me gustaba cantar y mi voz aunque agradable, tiene un enemigo muy cruel y desalmado a la hora de presentarme en tarima ante cualquier tipo de público… mi memoria.
Le escuché decir una vez a mis familiares, que así también era mi papá. Que se le dificultaba memorizar las letras y pues crecí con esa debilidad en mi corazón.
He intentado en varias oportunidades vencer mis temores respecto a esto, porque independientemente de ese pequeñísimo defecto creo haber sido privilegiada con una excelente voz.
Hace un año y medio, participé en un concurso a nivel empresarial, mi presentación la vio el país entero vía streaming, las expectativas eran muy altas, mi corazón palpitaba en mi pecho, habíamos ensayado, la pinta era más que perfecta, me había caracterizado uno de los más prestigiosos estilistas de Bogotá y obvio había quedado divina, ni yo me reconocía, pero al final, olvidé el inicio de la canción, hice el “oso” y salí avergonzada de aquel lugar.
Ese fin de semana, la vergüenza era mi corona, no podía mirar a los ojos a mi familia y la culpa me perseguía todo el tiempo, fueron tres días pensando en qué explicaciones daría a mis compañeros de trabajo acerca de aquel bochornosoincidente y de solo pensar que debía reintegrarme nuevamente a mis labores cotidianas, me enfermé de la ansiedad yangustia de enfrentar el señalamiento de quienes trabajaban conmigo y se sintieron defraudados.
No faltaron los comentarios mal intencionados, pero fueron más las palabras de aliento que llegaron a mis oídos ese día. Sin embargo, decidí no volver a cantar más, para evitar pasar de nuevo por la pena y el qué dirán de los demás.
Por un instante, olvidé que mis dones y talentos no me pertenecen. Éstos fueron conferidos por Dios, para glorificarlo a Él y es Él quien decide el cómo, cuándo, dónde y porqué debo usarlos.
Hemos organizado en la Compañía, diferentes grupos de oración para compartir la palabra de Dios con los colaboradores. En uno de esos segmentos, me invitaron a participar activamente de la alabanza, quedé sorprendida y estupefacta con la propuesta y el primer pensamiento que se me vino a la cabeza, fue me voy a equivocar y no soy capaz, sin embargo, en mi corazón sé que quien me llama a servirle es DIOS mismo, y que Él espera de mí obediencia.
Llevo 2 presentaciones y en las dos me he equivocado, pero lejos de sentirme derrotada, El Señor me ha infundido fuerzas para seguir a pesar de mis fallas, y me invita a perseverar y ser constante en perfeccionar mi talento para ser utilizado para su obra.
Ya no se trata de lucirme para ser reconocida, admirada o sentirme protagonista de una novela en donde mi egocentrismo y vanidad salen a flote. Se trata de Él, quien me ama como soy, quien confía en mí y me ha comisionado para llevar su palabra hasta el último rincón del mundo.
Hemos sido elegidos, para cumplir un propósito. Lo más fácil es renunciar y no seguirlo intentando. Ver las dificultades como oportunidades de mejora, es la clave para que Dios se perfeccione con nuestra debilidad. Levántate cada mañanacon la firme convicción de que vale la pena librar la batalla, sin rendirse, volver atrás o darle la espalda a tu llamado, tales cosas te paralizan e impiden tu crecimiento.

“Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús.

(Filipenses 3:13-14 NVI)

lunes, 28 de diciembre de 2015

Joya de incalculable valor

Escrito por Lilo de Sierra

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“y aconsejar a las jóvenes a amar a sus esposos y a sus hijos, 5 a ser sensatas y puras, cuidadosas del hogar, bondadosas y sumisas a sus esposos, para que no se hable mal de la palabra de Dios.”
(Tito 2:4-5 NVI)
Ha llegado la hora de honrar a quien me dio la vida y ha entregado todo por mi felicidad, durante treinta y siete (37)años.
Tengo la bendición de ser hija de una mujer maravillosa, digna de toda mi admiración. Ana Rosa Sarmiento Acelas, oriunda de Socorro Santander (Colombia), tierra de mujeres guerreras, hace parte de una familia numerosa en donde los principios y valores son sólidos y muy fuertes.
Lleva cuarenta años casada con mi papá, me enorgullece verlos después de tanto tiempo agarraditos de la mano, y profesándose amor eterno. Desde que tengo uso de razón, la he visto preocupada por el bienestar de los demás. Es una mujer trabajadora, abnegada, leal, fiel, entregada día y noche, en alcanzar el bienestar de su familia es digna de confianza y quien la conoce, se ha enamorado de su capacidad de servir a los demás sin esperar nada a cambio.
Le doy gracias a Dios, porque ella con su ejemplo puso un punto muy alto, en mi rol de mamá y esposa. Es ahora, cuando debo levantarme muy temprano, para aprestarme a mis obligaciones para con mis hijas y mi esposo antes de salir a una larga jornada de trabajo, para regresar en la noche, a seguir cumpliéndole a Dios en hacer lo que tengo que hacer, para que ellos se sientan bien a mi lado, que más la valoro, porque mis recuerdos cronológicos, me llevan a los días, en los que en medio de su cansancio, nos atendía con su amor y se encontraba con una hija egoísta que esperaba recibir en vez de dar.
Sus sabios consejos se han encontrado con el muro de la necedad, ella habla con sabiduría y cuando instruye lo hace con amor, sin embargo, innumerables veces no han sido bien recibidos, lo que me ha llevado a estrellarme con mis más dolorosos fracasos.
Debo confesar, que ésta mujer ejemplar, no ha recibido el respeto y el amor que merece, por haberse esforzado en hacer de mí, la mujer que hoy soy. Antes de Cristo la atacaba constantemente, era implacable al juzgarla y continuamente desvaloraba su esfuerzo por cuidarnos. Después de Cristo, no he sido tampoco la hija perfecta que todos esperarían que fuera, pero lo que sí ha cambiado en mí, es el anhelo de tener una manera más asertiva de comunicarme con ella, para que se sienta correspondida. Fallo constantemente en mis esfuerzos por lograrlo, pero cada día es un nuevo intento, para llegar a la meta de nunca más, dejarme llevar por mi emocionalidad con la persona equivocada.
Soy lo que soy, porque ella, “jamás ha tirado la toalla”, porque le ha cumplido a Dios, cabalmente con su misión de criar hijos temerosos de Él. Hice un alto en  mi vida, cuando miro a los ojos a mis hijas y siento que pasa el tiempo, y que es solo la voluntad del Señor, que me permite disfrutar de su compañía, de su picardía, de su hermoso corazón; le ruego al Dios del cielo, que me permita, con mi ejemplo ofrecer lo mejor, para que nuestro hogar, sea un hogar fundamentado en Cristo, tal cual ella me ha mostrado debe hacerse.
En oración pedí, me fueran concedidos muchos años de vida, para ver crecer a mis princesas, y Dios respondió de manera contundente como suele hacerlo, que para ver cumplido ese anhelo, debía menguar, para que su poder se perfeccionara en mí, con éste mandato de parte suya:
Honra a tu padre y a tu madre, como el Señor tu Dios te lo ha ordenado, para que disfrutes de una larga vida y te vaya bien en la tierra que te da el señor tu Dios.
(Deuteronomio 5:16 NVI)
Y entendí, que para ser excelente mamá, debía aprender a ser buena hija.  Que mis hijas necesitan de mi ejemplo, que si quiero que ellas me respeten, me amen, me valoren y crean en mí, debo hacer lo propio con la mía. Comprendí, que para ella soy su tesoro, tal cual lo son para mí mis niñas y que su corazón que no es de piedra, sino que sufre cuando permito que mi yo carnal aflore para dar paso a mis reacciones automáticas antes que a la sensatez.
Sí, hoy decido alabar las obras de una mujer digna que se merece el premio nobel a la mejor mamá del mundo,  a la única que cumple con todos los requisitos, aquella que Dios acertadamente eligió para mí,  hermosa por dentro y por fuera,  humilde, noble y de gran corazón, que me hace sentir feliz y orgullosa de cada logro alcanzado reflejado en su perseverancia y actitud triunfadora ante la adversidad.

“Gracias Mamita linda”

«Muchas mujeres han realizado proezas,
pero tú las superas a todas.»
(Proverbios 31:29 NVI)

Escrito para www.destellodesugloria.org / www.conectadosconcristo.com

viernes, 25 de diciembre de 2015

Diosidencias

Escrito por Lilo de Sierra

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“Y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia”.
(1 Corintios 1:28-29 RVR1960)
Estoy próxima a cumplir 12 años desde que recibí a Cristo en mi corazón y decidí congregarme en una Iglesia Cristiana, con el firme propósito de que mi vida cambiara el rumbo que hasta ese momento parecía llevarme hacia el abismo de la destrucción.
Había escuchado hablar de la Señora Esther Lucía Silva Silva, a lo lejos, había podido observar su imagen de mujer elegante, bonita, líder en todo el sentido de la palabra. Constantemente, escuchaba hablar a mis Pastores acerca de su hermoso corazón, quien con la unción del Espíritu Santo y la sabiduría de una mujer conocedora de la palabra, había sido usada como instrumento divino, para salvarle la vida a más de uno dentro y fuera de mi congregación.
Yo no podía ser la excepción, tuve la oportunidad de escucharla predicar en el evento para mujeres “Abre tus ojos”, realizado en la ciudad de Bogotá – Colombia y organizado por el Ministerio de Mujer Integral de Casa Sobre la Roca, sólo Dios sabe, lo que sentí cuando la escuché hablar, cada palabra, aún retumba en mi mente, fui ministrada de una manera sobrenatural.
Liliana Fragozo antes de Cristo, despreciada por su esposo, madre de dos pequeñas niñas, rechazada por una sociedad, en la que le es difícil a una madre cabeza de hogar, divorciada, rehacer su vida. Para muchos, es imposible que una mujer de tales características, pueda conocer el amor verdadero, o llegar a tener la autoridad moral de enseñar a otras mujeres como salir adelante o como llevar un matrimonio conforme a la palabra de Dios. Enfrenté Goliats, como constructoras y entidades financieras que me negaron la oportunidad de tener un apartamento propio para mí y mis hijas, por el simple hecho de ser una madre sola a cargo de dos niñas y con un salario que desde el punto de vistahumano, no era suficiente para responder por mis obligaciones económicas de subsistencia.
Aprendí a amar a Dios con todas mis fuerzas, y gracias a Él, y a muchos ángeles que puso en mi camino, salí del fango, para comenzar a vivir la vida en abundancia que Él tenía para mí.
Anhelaba ser esposa, mi proyecto de vida, era casarme, tener hijos y disfrutar de mi familia feliz, lejos estaba yo de imaginarme que el Señor, utilizaría mi vida, para ayudar a otras personas a entender que hay esperanza cuando le confiamos a Él nuestros sueños, y que al buscarlo con un corazón dispuesto, Él va aparejando todas las áreas de nuestra vida, hasta que lleguemos a ser las mujeres dignas de honra y alabanza que Él quiere que seamos.
Lilo de Sierra, mujer nacida de nuevo. Lilo, es el sobrenombre que una persona a quien aprecio y amo profundamente me puso, José Andrés Sierra Delgadillo, hermano del hombre que Dios puso en mi camino, con la misión de hacer de mí una mujer feliz, y cumplir a mi lado, aquel anhelo de tener la familia soñada; “de Sierra”, por el apellido de mi esposo, sí, a muchos o les gusta que lo porte, pero a mí me encanta y lo llevo con orgullo, porque él es la respuesta a mi oración de tres años y medio, es muestra del amor que el Señor me tiene a mí y a mis princesas, quienes hemos podido crecer a su lado, en el conocimiento y aprendizaje de Dios a lo largo de 5 años de convivencia y un sin número de gigantes mutuos derribados.
No me creo más santa que los demás, a diario cometo errores, pero suelo aprender de ellos, y veo siempre a Cristo, como mi proveedor principal. Cuando fallo y otros me señalan, encuentro descanso desahogándome en presencia de aquel que me conoce como nadie y hace de mí una mujer decidida a marcar la diferencia.
Con mi esposo, Periodista y comunicador social hace 15 años, iniciamos hace unos meses un proyecto denominado “Conectadosconcristo.com” con el que pretendemos exaltar a Dios, unir iglesias, lograr que todos en unidad trabajemos para que la palabra de Dios sea alcanzada por el mundo entero, trascendiendo las fronteras de la derrota, para llevar las buenas nuevas de Cristo a quienes lo necesitan para tomar un nuevo aire y seguir hacia adelante con las fuerzas renovadas que sólo Él puede dar.
Hemos tenido personas que nos apoyan y detractores, pero al Igual que la Señora Esther Lucía y su esposo, tenemos la firme convicción de obedecer el llamado que Dios nos ha hecho, y cumplir cabalmente con su mandato, hasta el final de nuestros días, sin importar lo que otros digan de nosotros.
Juan Carlos y yo, no fuimos propiamente un ejemplo a seguir, ni somos un dechado de virtudes, dones y perfección, pero tenemos un corazón dispuesto a hacer las cosas a la manera de Dios, en hacer de nuestro testimonio un ejemplode vida, en vivir con Él, por Él y para Él; si caemos, nos volveremos a levantar, si le fallamos, iremos a Él, para pedir perdón, si nos desalentamos, renovaremos nuestras fuerzas, porque lo que hay en nuestro corazón, es el fuego consumidor que Dios pone en nosotros, para que el querer y el hacer que su mano poderosa puede lograr, sea una realidad en nuestro hogar e irradie luz en medio de una sociedad que piensa en Dios, como un Dios lejano incapaz de traer vida a los huesos secos.
Reflexiono, y sus palabras, me dejan ver el propósito de Dios para mi vida. Ella divorciada, madre de 2 niñas y su segundo esposo periodista y comunicador social…Yo, divorciada, madre de 2 niñas y con mi segundo esposo periodista y comunicador Social, compartimos un anhelo común, que Cristo viva en el corazón de cada uno de ustedes, que su amor les dé la verdadera fuerza y que su fe, les permita, creer que Dios es bueno y la vida es bella, como para que la desperdiciemos acumulando tesoros aquí en la tierra que no serán llevados a la presencia del Señor, el día que Él nos llame a rendir cuentas.
Iremos hasta donde Dios nos lleve, a ésta pareja de líderes espirituales, dueños absolutos hoy de mi respeto y admiración, los llevó a forjar un Ministerio y una Congregación que ha logrado la conversión de muchos en un País en el que hablar de Dios es permitido de una manera tímida, enmarcada en el tradicionalismo y costumbrismo de sus habitantes. Desconocemos hasta donde llegaremos, pero creemos en que sus planes son más altos que los nuestros, y nos dejaremos usar por Él, porque queremos ver cumplidas las promesas recibidas, alabarlo, adorarlo y enamorarnos cada día más de Él, enfocarnos más en Él y dejar nuestro egoísmo y egocentrismo atrás, para dar paso a que Cristo en nosotros impacte a quienes nos conocen y nos van a conocer.
Dios bendiga, la vida de la Señora Esther Lucía y su esposo, doy gracias por lo aprendido con su testimonio, y hoy decido servir en libertad, sin venda o etiqueta alguna que me impida glorificar a mi Dios con lo que soy.
“Dios saca lo bueno, siempre tiene un propósito en nuestras vidas; y, por eso, todas las cosas nos vienen a bien a los cristianos”. (Extraído del libro los tesoros que Dios me dio de Esther Lucía Silva Silva).
“Porque mis pensamientos no son los de ustedes, ni sus caminos son los míos —afirma el Señor —. Mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡más altos que los cielos sobre la tierra!”
(Isaías 55:8-9 NVI)
Escrito para www.destellodesugloria.org / www.conectadosconcristo.com

lunes, 21 de diciembre de 2015

Perspectiva emocional, triunfo racional

Por Lilo de Sierra

TRIUNFO RACIONAL
“Me fijé que en esta vida la carrera no la ganan los más veloces, ni ganan la batalla los más valientes; que tampoco los sabios tienen qué comer, ni los inteligentes abundan en dinero, ni los instruidos gozan de simpatía, sino que a todos les llegan buenos y malos tiempos”
(Eclesiastés 9:11NVI)
El Escritor Chileno Pablo Neruda, afirmó: “Cuando crezcas, descubrirás que ya defendiste mentiras, te engañaste a ti mismo o sufriste por tonterías. Si eres un buen guerrero, no te culparás por ello, pero tampoco dejarás que tus errores se repitan.”
La vida es un ir y venir de sin sabores y alegrías, se asemeja a una montaña rusa de emociones, en las que en ocasiones mi corazón siente desfallecer y la angustia de su palpitar, parece ser la roca en la que se cimienta mi vida. Otras veces, soy inmensamente feliz, me siento orgullosa de lo que he podido avanzar y le agradezco a Dios, su infinita misericordia, al permitirme abrir los ojos cada día.
Sé quién soy en Cristo, pero cuando más firme camino hacia Él, más densa se vuelve la oscuridad, cuando más anhelo experimentar la paz que sobrepasa todo entendimiento, es cuando me tropiezo y caigo una y otra vez. En mi cabeza da vueltas el siguiente versículo:
“Yo sé que en mí, es decir, en mi naturaleza pecaminosa, nada bueno habita. Aunque deseo hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo. De hecho, no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero”
(Romanos 7:18-19 NVI).
Son tan altas las expectativas que la sociedad ha puesto sobre nuestra frente. Esperan perfección, conforme a sus deseos, pero ¿Qué hay del plan que Dios tiene para mí, el propósito por el cual fui creada y aún respiro?. Acaso debo ignorar mi llamado a causa de las presiones de la vida, o debo levantar la frente en alto y como me dijo un día una amiga, recuperar mi dignidad, mi autoestima y decidir dar pasos firmes hacia la felicidad.
Atravesaré mil veces el mismo desierto, y soportaré un millón de veces la misma tormenta, pero no habrán arenas movedizas ni olas gigantes, que  impidan que mi caminar con Cristo sea real.  Quizás mi mente sea llena de mentiras por parte de mi enemigo, y por efímeros instantes comience a pensar en que mi valor me lo dan los hombres y no aquel que venció la muerte por mí, aquel que libra mis duras batallas y que siempre está a mi lado a pesar de mis defectos y virtudes, para animarme a seguir hacia la meta.
Cuando ya no tengo fuerzas, aparece Dios para recordarme que el que está conmigo es mucho más fuerte que el que me quiere ver derrotada, que me invita a colocar mis angustias en sus manos, que me dice que me fortalecerá y me ayudará sosteniéndome con su diestra victoriosa (Isaías 41:10 nvi), mi mente se aclara y puedo ver mi bendición adelante, el sol brillar, la esperanza plena de un corazón totalmente restaurado, poder descansar tranquila al abrigo del altísimo y tener la seguridad y total confianza, que al arar la tierra que piso, cuidarla, sembrar buena semilla, insistir y persistir en la obra de la fe, podré cosechar sueños, promesas, proyectos, con los que pueda sentirme satisfecha y realizada.
Soy débil, soy frágil, soy un simple ser humano, amado, valorado y perdonado por aquel que me salvó de la las garras de la muerte misma, me redimió, me rescató y le dio sentido a mi existencia. Servir, adorar, exhortar, animar y levantar otras almas caídas, me motiva, me hace sentir libre, me hace sentir viva. No soy yo, es Dios perfeccionándose en mi debilidad, es su poder acrecentando mis fuerzas, su gracia, al darme autoridad para derribar los muros del fracaso que se paran frente a mi camino, tratando de hacer más lenta mi marcha, es su sabiduría susurrando a mi oído, los pasos que debo dar, las decisiones que debo tomar, para superar las pruebas que se me presentan, no dar mi brazo a torcer y permitir que Él crezca en mí para que pueda reflejar su rostro en cualquier circunstancia.
Caemos, fallamos, flaqueamos y eso nos hace menos importantes para Él, no hay nada en éste mundo, que nos separe de su amor, es nuestro Padre el que nos consuela y nos anima a no temer, a conquistar nuestros miedos, a recuperar lo que hemos perdido, a plantear estrategias que nos permita ganar la guerra, haciendo las cosas a su manera, cambiando nuestro estilo de vida y clamando para que su poder se manifieste, de tal manera que logremos transformar nuestro entorno, el de las personas a nuestro alrededor, el de todo un país, un continente o porque no, el mundo entero.
Por último, no debemos olvidar que, la victoria realmente es de Dios y no nuestra, que con humildad reconocemos su soberanía, su mano poderosa sobre cada batalla ganada, que SIEMPRE recibiremos de Él, más de lo que podamos imaginar, o pedir, porque nos ama, así como somos, no nos pide más, que el permiso para hacernos felices, con su toque de ternura, entrega total y amor incondicional.
Crucifiquemos nuestra naturaleza pecaminosa, rindámonos a los pies de la Cruz, busquemos su reino, y tengamos Fe, de que la obra que ha iniciado en nosotros será terminada, simplemente ¡créelo!.
“Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús”.
(Filipenses 1:6-8 NVI)
Escrito para www.destellodesugloria.org / www.conectadosconcristo.com