martes, 26 de enero de 2016

Que tu llamado no se quede corto

Escrito por Lilo de Sierra

Que tu llamado no se quede corto

“No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre.”
(Juan 15:16 NVI)

Dios ha sido generoso con los dones y talentos que te ha dado. Eres privilegiado por haber sido escogido por Él para servirle. Tu madurez y crecimiento espiritual es evidente, eres un líder destacado en tu comunidad y te sientes feliz por cada uno de tus logros.
El llamado que Dios te ha hecho va mucho más allá de lo que hasta ahora has experimentado. Nuestro Señor es ambicioso y optimista respecto a los planes y proyectos que ha trazado para ti. Quizás en tu pasado te haya concedido el trabajo ideal, goces de una familia hermosa, te sientas realizado porque recibiste el ascenso que tanto esperabas, hayas viajado por el mundo entero y cuentes con una excelente salud. Damos gracias a Dios por todo eso, sin embargo, es necesario sacudirnos un poco el conformismo y la complacencia, para tomar la decisión de no permitir que tus sueños sean opacados por el espíritu del tedio y la rutina de la aparente prosperidad.

“Dios jamás logra sus mayores hazañas en el ayer” (P. Joel Osteen), y es por eso que Dios quiere que impactes a aquellos que necesitando profundamente de Él aún no lo conocen. Aun no has llegado al tope, falta mucho por conquistar, te falta creer más en ti mismo, ampliar la visión que tienes de tu vida; quizás te encuentres en el camino con personas que tengan la firme intención de desanimarte y lleguen a tus oídos afirmaciones negativas sobre quien eres y lo que otros piensan eres capaz de realizar, sin embargo, es Dios quien coloca el potencial necesario en ti, para vencer tus temores y alcanzar los más exigentes retos.

Los límites los pones tu mismo, no fuiste creado para ser uno más del montón, puedes decidir pasar al siguiente nivel, dejar una huella en éste mundo, tomar riesgos inimaginables, nadie puede decirte que no vales, que no eres importante, que eres un(a) inútil, que no eres atractivo(a), que no eres lo suficientemente inteligente,  quien determina realmente tu identidad, es tu Padre, quien te creó, quien es dueño de todo lo que existe, quien ha puesto en ti dones y talentos maravillosos, quien te dice que vales tanto que decidió entregar a su hijo por tu salvación, quien te dice hoy que avances porque tu historia aun no acaba y tienes mucho más que dar, el que te concede un día más cada mañana porque confía ciegamente en ti.

Piensa en grande, tus sueños son importantes para Dios, Él quiere hacer cosas grandiosas en tu vida, deja atrás esa actitud de derrota que te acompaña y cree que Dios ha puesto en tu interior lo que necesitas para lograrlo, pase lo que pase, digan lo que digan, si Él así lo ha dispuesto, se cumplirá.

Ensancha el espacio de tu carpa, y despliega las cortinas de tu morada.
¡No te limites! Alarga tus cuerdas y refuerza tus estacas.
(Isaías 54:2 NVI)

Escrito para www.destellodesugloria.org

sábado, 23 de enero de 2016

Mi mamá es una ´influencer´

Escrito por Lilo de Sierra

influencer

“Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará”.
(Proverbios 22:6 NVI)

Soltó la risa mi hija, cuando le conté que había sido contactada para hacer parte del grupo de influenciadores en una iglesia local. Hasta ese momento, no había considerado la idea puesto que el objetivo de mi talento no es que yo brille, sino que el Cristo que vive hoy en mí sea el verdadero protagonista de todos mis proyectos.

Existen hoy en día una gran variedad de jóvenes que han adoptado el ser Youtubers o influenciadores, como su medio de vida. Ellos graban videos, escriben blogs y a través de los temas que tocan en éste tipo de actividades, invaden la mente de nuestros hijos, les dan pautas de comportamiento y con consejos, les ayudan a tomar decisiones comunes entre ellos, haciendo que al sentirse identificados, crean que lo que ellos les dicen es la verdad absoluta.

Todo esto, me hizo reflexionar acerca de éste concepto aplicado a nuestros hijos. El utilizar los computadores, las tabletas o los teléfonos celulares como niñeras electrónicas y no compartir con ellos tiempo de calidad que nos permita tener una conversación fuera de la rutina diaria de las tareas, el colegio, los deberes y las responsabilidades, para conocer sus temores, sueños, sus pequeños fracasos, sus gustos, sus amigos, lo que constantemente escuchan o ven por internet, nos está robando una oportunidad preciosa de construir una bonita relación con ellos, para que a través de nuestra influencia, puedan adquirir la confianza que necesitan para salir a enfrentar una sociedad sin valores y principios, en donde sobreabundan los jóvenes que se autoproclaman homosexuales o ateos y donde es fácil encontrar drogas y alcohol, como métodos de escape al autoritarismo, maltrato sexual y psicológico, grandes presiones, gritos, golpes, entre otras cosas al interior de su hogar.

Somos para ellos una especie de súper héroes, un ejemplo a seguir y nos brindan en su inocencia y fragilidad su amor incondicional. Están atentos a escuchar una voz de aliento que los afirme como hijos de Dios. Demandamos de ellos un nivel de perfección a veces inalcanzable, discutimos a diario con ellos, descargamos nuestra irritabilidad al regresar del trabajo como si fueran los culpables de cuanta circunstancia difícil tuvimos que atravesar, herimos sus corazoncitos con nuestro desamor y falta de atención, hacemos que se sientan poco importantes, fuera de lugar, sin un propósito, los hacemos pensar que son un estorbo, porque aunque nos esperan ansiosos para hablarnos acerca de sus juegos o la pelea con su mejor amigo(a), encuentran rechazo, una fuerte negativa o una reprimenda a lo que en nuestro criterio, hicieron mal. No hay tiempo para hablarles de Dios, brindarles un abrazo, un beso, un buen consejo, y todo esto, trae como consecuencia que ellos se refugien en terceras personas, que los alejan poco a poco del plan divino que Dios escribió para ellos. “Padres, no exasperen a sus hijos, no sea que se desanimen” (Colosenses 3:21-23 NVI).

Nuestros hijos son el reflejo de nuestras acciones y actitudes. No podemos exigirles que no tomen ´trago´ cuando sean adolescentes, si desde pequeños veían a sus padres borrachos socializando con sus amigos, o que no usen un vocabulario soez, cuando insultamos, humillamos y tratamos mal a otros delante de ellos, que sean amorosos, tiernos y estén prestos a ayudar a su prójimo cuando nunca lo vieron de sus padres. “Corrige a tu hijo mientras aún hay esperanza; no te hagas cómplice de su muerte”. Proverbios 19:18 (NVI).

Tener el control sobre nuestros hijos, no significa que seamos inflexibles, estrictos, severos, permisivos e indiferentes a sus necesidades. Es un estilo de crianza acorde a las normas y preceptos que el Señor nos ha indicado a través de su palabra  para evitar que nuestros hijos estén expuestos a sufrir en carne propia, los estragos de la frustración, rebeldía, baja autoestima, ansiedad, desinterés y sentimientos de soledad, depresión o agresividad.

No hay palabras más llenas de poder, que aquellas proferidas por un padre hacia sus hijos. Por esto es tan importante que le pidamos a Dios sabiduría, antes de hablar con ellos, porque cualquier cosa que les digamos podría llegar a marcar su futuro de una manera negativa. Nuestros hijos son fáciles de persuadir y que mejor que seamos nosotros las personas que más los aman en el mundo, los que los influenciemos a través de nuestro ejemplo, nuestras enseñanzas y palabras de afirmación, las que ratifiquen en todo momento que no importan sus caídas o equivocaciones, son un regalo del cielo y que nos sentimos orgullosos de ser sus padres.

“No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. 10 Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe.”


(Gálatas 6:9-10 NVI)

miércoles, 13 de enero de 2016

La toxicidad en tus palabras


Escrito por Lilo de Sierra
La toxicidad en tus palabras
En la lengua hay poder de vida y muerte; quienes la aman comerán de su fruto”
Proverbios 18:21 (NVI)
Hace cerca de 7 años, tomé impulso para decir un te amo escondido en una canción traducida al japonés, declarando mis sentimientos al que es hoy mi esposo. Algo un poco cursi, pero me enorgullece pensar que no ha existido ni existirá nadie, que le diga te amo de esa manera, así que hace que mi declaración de amor sea única y exclusiva, por lo menos para Él.
Dos años de noviazgo, cinco de matrimonio en el que hemos superado una gran variedad de duras pruebas, hoy nos declaramos victoriosos y entendemos que el Señor tiene un plan y un propósito maravilloso en nosotros como pareja y como papás.
Nuestros sentimientos no han cambiado, nos amamos hoy mucho más que ayer, sin embargo, aún tenemos áreas que fortalecer, entre ellas nuestro temperamento. Sí, a veces manejamos nuestros conflictos de tal manera que pareciera salir de nosotros fuegos artificiales y sin poderlos controlar, permitimos que salgan de nuestra boca, palabras que son como balas infalibles directas al corazón.
En Proverbios 13:3 NVI, el Señor nos dice: “El que refrena su lengua protege su vida, pero el ligero de labios provoca su ruina.”  Solemos creer que somos sinceros y honestos, cuando le decimos sin ningún tipo de prudencia lo que pensamos al otro, sin medir las consecuencias de nuestras palabras. Justificamos nuestra falta de sabiduría, haciendo responsable a nuestro esposo(a) de esa falta de prudencia sin darnos cuenta, que a Dios le entristece nuestro comportamiento.
¿Cómo puedes decirle que lo(a) amo (as), si en el primer desacuerdo, lo(a) maldices lanzando todo tipo de improperios, buscando defenderte y sentar una posición, como si estuvieras librando una batalla contra tu peor enemigo?, ¿Pretendes insultar, humillar, gritar, desvalorizar esperando que en el futuro se olvide y no pase absolutamente nada?, déjame decirte que estás equivocado, fracasarás en tu intento de lograr lo esperado si utilizas de manera incorrecta tu lengua. En el poder de tus palabras está la solución a tus conflictos personales, la clave radica en ser asertivos en lo que se dice, discerniendo el momento ideal para transmitir un mensaje lleno de amor y comprensión.
La guerra es espiritual, en nuestra mente se libran batallas en momentos de enojo, cuando ésta se llena de pensamientos de rabia, resentimiento y dolor que son traducidos en acciones rudas hacia aquella persona que nos confronta y nos reta con sus malas actitudes.
Domar nuestra lengua es posible, cuando dejamos que el Espíritu Santo fluya y tome el control de nuestras emociones. Es mucho más sabio y productivo callar y abandonar la contienda, antes de incendiar nuestro hogar arrojando literalmente a la basura las bendiciones recibidas del cielo, al mostrarle a nuestros hijos y las personas que nos rodean la inexistencia de un Dios que decimos amar, respetar y adorar, cuando nos mostramos intolerantes, incapaces de motivar un cambio positivo a causa de las heridas provocadas por un manejo inadecuado de la ofuscación que una ofensa haya podido generar en nuestro interior.
Pero… ¿Cómo usarlas de la manera correcta?, afirma lo positivo y evita resaltar lo negativo, entiende que lo que digas eso mismo vas a recibir, elimina de tu vocabulario las generalizaciones y suposiciones tales como: siempre, nunca, todos, todas, pienso que, me contaron, supongo; reflexiona sobre lo que vas a decir antes de emitir palabra alguna, pregúntate ¿edifica?, ¿es necesario?, ¿es verdad?,  ten cuidado con los juicios y prejuicios, y por último, perdona, para que tengas paz en tu alma y puedas clamar al cielo con la limpieza de mente y corazón que se requiere, para que tus oraciones trasciendan de tal manera que puedas ver cumplidos tus sueños, sin retrasos, excusas o pretextos.
Colocando a Dios como testigo principal, lleguen a un acuerdo con su pareja de no agredirse verbalmente buscandodirimir el conflicto. Cierren la puerta al enojo y procuren calmarse dándose un tiempo prudencial. Dale un portazo en la cara a Satanás, dile que no logrará destruir tu relación, que tus palabras se revistan de amor incondicional y sean llenas de ternura, pon en práctica la siguiente frase dicha por el filósofo griego Aristóteles “El sabio no dice todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice”, para que de ésta manera brille la sabiduría de Dios en ti, en todo momento y todo lugar, conforme a su voluntad buena, agradable y perfecta.

Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia.

(Colosenses 3:12 NVI)

lunes, 11 de enero de 2016

¡Soy infiel y que!

Escrito por Lilo de Sierra

infiel
“Tengan todos en alta estima el matrimonio y la fidelidad conyugal, porque Dios juzgará a los adúlteros y a todos los que cometen inmoralidades sexuales.”
(Hebreos 13:4 NVI)
Con varias infidelidades consumadas por parte de su esposo, Diana lloraba sin entender por qué tenía que pasar ésta prueba tan dura. Los sentimientos de rabia, dolor y decepción invadían su corazón, una tormenta de emociones le impedían ver con claridad su futuro después del inminente divorcio que se veía venir. Había aguantado por mucho tiempo el desamor de Reinaldo, su relación era fría, distante y ya no existía lo que 10 años atrás, la había hecho enamorarse del hombre al que le había jurado amor eterno.
Reinaldo, había sido el mejor novio del mundo, nadie podía emitir queja alguna sobre su comportamiento, era buen hijo, excelente persona, responsable en su trabajo y un hombre detallista, pero después de dar el “Sí acepto” en la Iglesia, fue como si todas las mujeres del mundo fueran su mujer ideal, menos aquella por la que tanto había luchado y que en algún momento de su existencia, había ocupado el 100% de su corazón con esa imagen tierna de mujer enamorada, que lo hacía sentir el mejor hombre del mundo.
Se perdió la emoción decía él, justificando su falta de amor para con su esposa, la rutina, las obligaciones, sus expectativas no resueltas eran la excusa perfecta para involucrarse con cuanta mujer se le atravesaba en el camino.
Con su comportamiento se había encargado de sembrar una profunda raíz de amargura en el corazón de Diana y los dos, alejados totalmente de Dios, veían como única salida a semejante problema la separación.
Las faltas de respeto fueron cada vez más graves, gritos, discusiones, insultos, humillaciones y finalmente golpes, se convirtieron en el día a día de aquel hogar.
Aunque duraron por un largo tiempo conviviendo en medio de ésta difícil situación, los dos tomaron caminos distintos. Mientras Reinaldo continuó con esa vida desordenada en contra de la voluntad de Dios, irrespetando su matrimonio, Diana por su parte, decidió luchar por recuperar a su esposo. Con la ayuda de pastores y consejeros de una Iglesia local, comenzó a entender el rol de esposa a la manera de Dios, su carácter poco a poco se fue moldeando, perdonó a su esposo y estaba decidida a eliminar la palabra divorcio por completo. Sin embargo, la necedad y ceguera espiritual de Reinaldo entregado al desenfreno, la lujuria y la inmoralidad sexual ofrecida por sus amantes, lo llevaban rápidamente a la ruina y a la muerte.
En las sagradas escrituras, nuestro Padre, nos hace una advertencia frente el adulterio:
“De los labios de la adúltera fluye miel; su lengua es más suave que el aceite. Pero al fin resulta más amarga que la hiel y más cortante que una espada de dos filos. Sus pies descienden hasta la muerte; sus pasos van derecho al sepulcro.”
(Proverbios 5: 3-5 NVI)
En toda situación de conflicto, generalmente hay dos versiones y en éste caso específico, existe la del engañador y el engañado. Si tu posición es la de engañador debes saber, que el adulterio es un pecado muy grave ante los ojos de Dios y mucho más, cuando se da en medio de un matrimonio bendecido por Él.
Tal vez creas que cogiste el mundo con las dos manos, que tu felicidad es completa al compartir tiempo especial con tu amante, pero nada que sea construido sobre la tristeza de otro ser humano, tendrá éxito. Con el tiempo, te será revelada tu equivocación, y al mirar atrás, podrás dimensionar lo que perdiste por tu insensatez.
“Con palabras persuasivas lo convenció; con lisonjas de sus labios lo sedujo. Y él en seguida fue tras ella, como el buey que va camino al matadero; como el ciervo que cae en la trampa, hasta que una flecha le abre las entrañas; como el ave que se lanza contra la red, sin saber que en ello le va la vida. Así que, hijo mío, escúchame; presta atención a mis palabras.
No desvíes tu corazón hacia sus sendas, ni te extravíes por sus caminos, pues muchos han muerto por su causa; sus víctimas han sido innumerables. Su casa lleva derecho al sepulcro; ¡conduce al reino de la muerte!
(Proverbios 7: 25 – 27 NVI)
Si eres dueño(a) del título de amante y eres el o la causante de la ruptura de un hogar, no saldrás bien librado(a), porque Dios es quien sale a defender a su hijo(a) amado(a) de quien quiere hacerle daño. Pide perdón, aparta tu mirada del hombre o la mujer ajena y no lo vuelvas a hacer, para que la ira de Dios no caiga sobre ti.
Si por el contrario, tu posición es la del engañado, nunca un(a) hijo(a) de Dios será avergonzado(a). “Nuestros caminos están a la vista del Señor; Él examina nuestras sendas” (Proverbios 5: 21 NVI) y así mismo, recompensará a cada uno conforme a sus obras.
Tu esposo(a), no fue una equivocación del Señor, si eres portador del anillo con el que hiciste unos votos de amor frente a un altar, debes saber que esa persona con sus defectos y sus virtudes, hace parte de tu historia, porque así Dios lo quiso, no es una coincidencia ni es un error cometido en un instante de descuido por parte del Señor.
Rectificar tu camino es posible, con la dirección de Dios en tu matrimonio, Él está en la capacidad de restaurar tu relación y fortalecer los lazos de amor que un día los unió.
Perdonar una infidelidad es posible, cuando hay voluntad de cambio, porque el amor cubre todo tipo de faltas (1 Pedro 4:8). No vendas tus bendiciones al mejor postor por un plato de lentejas, en tu casa está quien es portador de las bendiciones del cielo que te han sido concedidas por el Todopoderoso.

“Quien halla esposa halla la felicidad: muestras de su favor le ha dado el Señor.”

(Proverbios 18:22 NVI)

viernes, 8 de enero de 2016

Ama de casa, profesional desesperada


Escrito por Lilo de Sierra
“Quien halla esposa halla la felicidad: muestras de su favor le ha dado el Señor.”
(Proverbios 18:22 NVI)
Soy una ferviente admiradora de las mujeres que se desempeñan como amas de casa exitosas. Todo en su vivienda está estratégicamente ubicado, la ropa de su familia es almidonada, despercudida y permanece siempre bien planchada, le dan un toque especial lleno de amor a sus comidas, su esposo espera ansioso regresar a su hogar después de una ardua jornada laboral y sus hijos cuentan con la bella sonrisa de su mamá, al llegar del colegio.
Realmente las envidio, hasta la fecha, no he tenido la oportunidad de cumplir con ese rol que ellas llevan a cabo a la perfección, puesto que me crié con el ejemplo de una mamá trabajadora incansable y por mis obligaciones económicas para con mis hijas, debo trabajar para que a ellas no les falte nada.
Mi jornada la comienzo en oración agarradita de la mano del ser que me ama como soy, imperfecta, con ansias de permanecer entre sus brazos cada segundo de mi día, escribo entre las 4:00 y 5:00 a.m y es a esa hora, que en un “corre corre” de emociones, preparo y sirvo desayunos, me arreglo, le doy un beso a mis hijas y salgo a trabajar junto con mi esposito. En cámara lenta miro atrás y veo que tuve que delegar mi responsabilidad del cuidado de mis princesas a una tercera persona en medio del desorden que no alcanzo a organizar sino hasta mi regreso muy cansada a las 7:00 p.m.
Reflexiono por un instante y me pregunto: ¿vale la pena el éxito laboral y ser llamada profesional en una empresa de renombre, cuando le entrego a mi familia las sobras de mi tiempo y el agotamiento producto de los afanes diarios?
Les aseguro que no debe haber nada más gratificante que tener todo bajo control. Esto solo puede ser una realidad, cuando los roles instituidos por Dios, son cumplidos por un hombre y una mujer que han decidido casarse.
El hombre delante del Señor es el proveedor, si eres esposo, ese es tu deber, velar porque tu despensa esté llena, tu esposa y tus hijos tengan cubiertas no solo sus necesidades físicas y de supervivencia sino las emocionales también. Ellos merecen sentir tu respaldo, tu amor, tu compromiso total para con tu familia.
Si eres mujer y te dedicas al hogar, eres privilegiada y bendecida. Te felicito por tan maravilloso regalo del cielo. Tus hijos saben que cuentan con su mamá para que los cuide, los guarden y esté pendiente de ellos. Serán niños seguros de sí mismos en el futuro. Tu esposo además de sentirse a gusto a tu lado, si cuidas de ti misma tan bien como lo haces con tu casa, se sentirá el hombre más orgulloso de la mujer que le fue concedida por Dios para compartir el resto de su vida, el uno junto al otro.
No te desanimes si como yo, tienes dormidas tus habilidades culinarias, la limpieza y el orden no son tus dones más evidentes o simplemente aunque anhelas atender a tu esposo y tus hijos como lo demanda el Todopoderoso, nocuentas con el espacio suficiente para hacerlo. No te preocupes si te señalan de inútil, desacomedida o descuidada, nuestro Padre conoce lo que tenemos en el corazón y sabe de antemano lo que anhelas, y con el tiempo, estoy segura aparejará todo a tu alrededor, para que sin dejar de ser una talentosa profesional, puedas lograr el equilibrio perfecto para que puedas entregarle lo mejor de ti a tu familia.
Ser o no ser, no lo define el mundo. Eres y serás SIEMPRE una hija de Dios, es la imagen que tienes de ti misma, la que te hace excepcional.

“Que te conceda lo que tu corazón desea; que haga que se cumplan todos tus planes.”

(Salmos 20:4 NVI)

martes, 5 de enero de 2016

El honor de ser mujer



“¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios.”
(1 Corintios 6:19-NVI)

Somos señaladas por superficiales y vacías al ser vanidosas y de alguna manera preocuparnos un poco más de la cuenta por nuestro arreglo y cuidado personal.

Nada más lejano de la realidad, si tenemos en cuenta que como princesas e hijas del Todopoderoso hemos sido llamadas a lograr el equilibrio perfecto entre la belleza interior caracterizada por el valor, la firmeza y el temor a Dios, y lo externo reflejado en los hábitos saludables que nos llevan a cuidar el templo del Espíritu Santo, tal como lo indica el Padre celestial en su palabra.
El mejor ejemplo para todas las que deseamos que nuestra feminidad no sea juzgada por la doble moral de una sociedad que se cree con el derecho de destruir tu imagen de acuerdo a su propio criterio, sin darse la oportunidad de conocernos bien, es la Reina Esther, quien nos enseña a través de su historia, que para ser verdaderamente hermosas debemos seguir las siguientes instrucciones:
  1. Ser obedientes, para recibir grandes bendiciones: “Si realmente escuchas al Señor tu Dios, y cumples fielmente todos estos mandamientos que hoy te ordeno, el Señor tu Dios te pondrá por encima de todas las naciones de la tierra” (Deuteronomio 28:1 NVI).
La reina Esther escuchaba atentamente la instrucción de su guía y líder espiritual, su tío Mardoqueo. Con la práctica de los principios bíblicos del amor por el prójimo, el respeto y la fidelidad a los preceptos divinos revelados en el plan que Dios tiene para cada una de nosotras, marcamos la diferencia, haciéndonos mujeres únicas e irremplazables, dignas de la admiración de cualquier hombre.
  1. Ser cuidadosas con nuestra apariencia personal: “Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios.” (Romanos 12:1 NVI) Dice la Biblia, que la Reina Esther era una mujer bella, de buen parecer y linda figura. Relata que para poder presentarse ante el Rey, tuvo que someterse a 12 meses de tratamiento de belleza, con aceite de mirra, perfumes y cosméticos. Se preparó con alimentos especiales, atavíos y lindos accesorios, sin embargo, es importante resaltar que su principal corona era su pureza, dulzura e integridad, lo que la hacía una mujer realmente bella ante los ojos de Dios y de los hombres.
  1. Ser Tiernas, sensibles y generosas: “Den, y se les dará: se les echará en el regazo una medida llena, apretada, sacudida y desbordante. Porque con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes.” (Lucas 6:38 NVI). La reina se sintió muy triste al ver que su tío y los judíos no se encontraban bien. No lo pensó dos veces y colocando su propia vida en peligro, se dispuso a dar lo mejor de sí para rescatarlos. No ser indiferente al dolor de otras personas es la cualidad de una mujer valiente y decidida a mejorar lo malo del mundo, es dejar una huella positiva, un aroma especial y agradable al Señor.

  1. Ser inteligentes espiritualmente hablando: “Hijo mío, no te olvides de mis enseñanzas; más bien, guarda en tu corazón mis mandamientos. Porque prolongarán tu vida muchos años y te traerán prosperidad.” (Proverbios 3:1 – 2 NVI). Eres espiritual cuando tienes en cuenta a Dios en cada una de tus decisiones de vida por más pequeñas que éstas sean. Al consultar con Él cada movimiento en favor de quienes te rodean, dejando atrás el egoísmo y el orgullo, reflejarás una paz sobrenatural que actuará como un magneto especial, que hará de ti una persona con la que todos quisieran compartir. Esther logró el respaldo de Dios, al poner sus planes en sus manos poderosas a través de la oración y el ayuno.
5. Ser alegres y amorosas: Gran remedio es el corazón alegre, pero el ánimo decaído seca los huesos (Proverbios 17:22 NVI). La amargura, la tristeza y el desánimo, opacan tu belleza. No hay nada que hermosee más el rostro de una mujer, que su sonrisa y buen ánimo. Cuando eres optimista frente a tus dificultades, cuando evitas la queja, cuando sonríes aun si tu alma esté resquebrajada por el dolor y eres agradecida con Dios, serás iluminada con una luz maravillosa que te hará ver aún más linda de lo que ya eres.
Ten presente que eres una princesa. Tu papá es Dios, nada más ni nada menos que el creador del mundo, de TODO lo que ves y puedes sentir en estos momentos. Eres una obra de arte valiosa para Él. Te creó con un  propósito, confía en ti y espera brillar en tu vida.
Confía en sus promesas, valórate cada día más y cuando te mires al espejo, jamás dudes que lo que allí se refleja, es el corazón de una mujer hermosa, capaz de conquistar el mundo entero con su carisma, bondad e inteligencia.
Bendiciones a granel para ti,

“Que la belleza de ustedes no sea la externa, que consiste en adornos tales como peinados ostentosos, joyas de oro y vestidos lujosos. Que su belleza sea más bien la incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y consiste en un espíritu suave y apacible. Ésta sí que tiene mucho valor delante de Dios.”
(1 Pedro 3:3-4 NVI)
Escrito por Lilo de Sierra para www.conectadosconcristo.com