Escrito por Lilo de Sierra
“Nos predestinó para ser
adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, según el buen propósito de
su voluntad”
(Efesios 1:5 NVI)
Somos hijos, cuando decidimos serlo. Dios no nos va a forzar
a hacerlo. No es solo creer, sino pertenecer, necesitamos apoyo y fundamento en
Cristo para cumplir los propósitos que Dios creó para nuestra vida; Para
lograrlo nos exige aprender el verdadero amor, para no ser antisociales en su
reino y la única manera de hacerlo es estar rodeado de personas insoportables,
con fallas, defectos, no con personas ideales y perfectas, somos llamados a
crecer espiritualmente, siguiendo el ejemplo de la vida perfecta de Jesucristo
(hablar, actuar, vivir, responder como ÉL). Es tu carácter lo único que te
llevarás al cielo, tus logros, tus éxitos o tus adquisiciones se quedan aquí en
la tierra. Es la persona en la que te convertiste lo que te dará un lugar en su
casa celestial.
“La actitud de ustedes debe ser
como la de Cristo Jesús”
(Filipenses 2:5 NVI)
Ser
como Jesús requiere que demos fruto. Es un proceso en el que estaremos inmersos
durante toda nuestra vida. No es de la noche a la mañana que lograremos
alcanzar su nivel. Debemos aprender a ser pacientes, amorosos, alegres,
amables, bondadosos, humildes y con dominio propio, (Gálatas 5: 22 NVI) y
es en nuestro trato con personas y circunstancias difíciles, que
desarrollaremos cada una de éstas virtudes.
En Dios no hay casualidades, TODO pasa por
algo. Somos inmaduros, egoístas, superficiales y reaccionamos por
emocionalidad, tenemos en cuenta un listado infinito de derechos, sin tener en
cuenta nuestros deberes. Somos diferentes por una razón, tenemos dones espirituales
únicos, originales, personalidades distintas, que nos hacen apasionados al
servicio de Dios. TODOS, tenemos un ministerio por medio del cual ayudamos a
las demás personas, son nuestros dones y talentos los que nos permitirán dejar
una huella y marcar la diferencia en éste mundo. Un corazón de servicio aun
hacia aquel que no lo merece, nos hace más parecidos a Cristo en nuestra misión
de dar a conocer sus buenas nuevas.
Dios sabe que de nuestras frustraciones, caídas, derrotas e
inseguridades, nos hizo para mucho más, para gozar de sus bendiciones, solo
necesita que decidamos vivir la vida que Él tiene para nosotros…una vida con
propósito.
“Porque
somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales
Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.”
(Efesios
2:10 NVI)
Escrito para www.conectadosconcristo.com
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