En muchas oportunidades, Dios me
ha confrontado, sobre lo que he hecho a lo largo de mi vida. Un divorcio
rodeado de mucho dolor, tristeza y decepción, pocas posibilidades de conseguir
un muy buen trabajo, la pérdida de mi mejor amiga, una posibilidad de cáncer de
cuello uterino, la separación de mis hijas, un nuevo matrimonio con muchos
altibajos y mi debilidad espiritual. Dios me ha dicho por medio de su palabra que
es en mis pruebas que se forja mi carácter y desarrollo la perseverancia
que trae consigo la esperanza de poder alcanzar paz y alegría perdurable en mi
vida.
Entiendo que aunque
me distancie de Él, NADA podrá separarme de su amor, y que no importa lo que
los demás piensen de mí, Él me creó y me ama tal cual soy.
Solo aquellos
que en realidad me conocen y me aprecian con mis aciertos y desaciertos saben,
que no soy la misma de años atrás, lo que he vivido me ha dejado ver, que soy
lo que soy, porque Dios así lo quiere, que no puedo obligar a nadie a que me
ame pero si puedo aprender de mis errores, levantarme y seguir hacia adelante.
Puedo estar sintiendo en mi corazón que nada vale la pena, pueda que no
entienda el porqué de las cosas pero en Él siempre hay un propósito y tengo
claro que pase lo que pase, nunca estaré sola, porque Él permanecerá SIEMPRE a
mi lado, sosteniéndome con su diestra victoriosa.
Quizás hoy, algunos me tilden de santurrona o de legalista, pienso que realmente no me conocen, me considero solo una Cristiana más, así como ustedes, con ánsias de que Dios siga actuando en mi vida y termine su obra en mí...creo que eso es algo entre Él y yo...en el resultado si tienen que ver ustedes, quienes verán que tan especial y perfeccionista es Él cuando de transformar corazones se trata...
No temo lo que
venga adelante, no miraré hacia atrás, tengo un mundo que conquistar, unas
hijas hermosas por quien luchar, un futuro digno de un papá que es dueño del
oro y la plata, metas, sueños y un llamado que cumplir.
Como me lo
indica el salmo 63, hoy repito una y otra vez “Oh Dios, tú eres mi Dios; yo te
busco intensamente. Mi alma tiene sed de ti; todo mi ser te anhela, cual tierra
seca, extenuada y sedienta”, miro al cielo, y pongo mi esperanza en ti Señor
mío y te pido con todo mi corazón bendigas el camino de cada persona que haya
pasado por mi vida, para así poder recibir de tí, tu aprobación.
Hoy declaro
victoria en mi vida, como Moisés, Noé, Gedeón, Elías, Pablo y el mismo Jesús, que
mis debilidades, tristezas, pruebas y temores no rigen mi existencia que el
dedo que hoy me señala, algún día valorará lo que ofrecí y que de la mano del
Padre Celestial, obtendré la victoria.
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