"Y estando en agonía, oraba más
intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la
tierra" Lucas 22:44 (RVR1960).
Son muchas las cosas que quizás
te abruman en este momento, esfuerzos fallidos de un cambio radical, sabes
que nada es invisible para Dios, y que
debes entregarle tus cargas, pero a veces es
inmanejable, el corazón duele, la mente se nubla y tus ojos se llenan de
lágrimas. En tu garganta se hace un gigante nudo que hace
que las palabras de amor, de ternura o los pensamientos de entrega
total hacia quienes amas, se encripten en lo profundo de
tu alma como un código secreto infranqueable.
No temas, no eres el único en la
tierra que hoy se siente igual que tu; somos muchos, los que tenemos luchas, la
diferencia está, en a quién es que acudes para dar solución a tus problemas.
En Lucas
22:40-45 (NVI), se nos muestra un Jesús, experimentando lo mismo:
“Cuando llegaron al lugar, les dijo:
«Oren para que no caigan en tentación.» Entonces se separó de ellos a una
buena distancia, se arrodilló y empezó a orar: « Padre, si quieres,
no me hagas beber este trago amargo; pero no se cumpla mi voluntad, sino la
tuya.» Entonces se le apareció un ángel del cielo para
fortalecerlo. Pero, como estaba angustiado, se puso a orar con más fervor,
y su sudor era como gotas de sangre que caían a tierra”.
Allí estaba Jesús, rodeado de sus
amigos, sus discípulos, aquellos que lo habían acompañado durante su Ministerio
en la tierra; sentía temor, tristeza, angustia, se sentía morir, su
corazón latía fuertemente y la ansiedad estaba en su punto máximo, era una
prueba muy grande, una situación muy difícil, más sabiendo, lo que
sucedería.
¿Te has sentido alguna vez así?, te embargan
sentimientos de derrota, de profunda tristeza, te sientes decepcionado y no
sabes qué hacer o a quién acudir?; créeme, así como Jesús y como tu, también me
he sentido yo.
Somos humanos y en nuestra carne, no
estamos exentos a experimentar estas emociones en momentos difíciles de nuestra
vida, pero cuando termines de leer éste escrito, sabrás que en Cristo hay
esperanza y que la temporalidad de tus pruebas, no importa qué tipo de pruebas,
grandes o pequeñas, tienen un propósito y una enseñanza en manos de Dios, y ese
propósito trae dentro de sí, una recompensa eterna.
Deseo que tengas en cuenta, que no
estás solo; cuando buscas a Dios en oración sincera, abriendo tu corazón con
honestidad, Él envía su ángel para fortalecerte. Cuando confías en su gran
poder, y a sus pies le entregas lo que te entristece hoy, reconociendo que solo
Él tiene el control y que para Él todo es posible, te haces dueño de una paz
sobrenatural que te permitirá mover montañas en medio de la adversidad. Cuando decides
levantarte, seguro de que su voluntad, aún en medio de lo que vives y no
entiendes, es buena, agradable y perfecta, al desplomarte sin fuerzas, Él será quien
con su mano derecha te sostenga, para evitar que caigas.
Caminando de su mano, es la única
manera en la que el temor, la incertidumbre y
la zozobra desaparecerá, porque en Dios siempre hay victoria y la paz
tarde o temprano vendrá a ti como paloma mensajera, para entender que el
verdadero propósito de esa tormenta, es
tu fe verdadera, tu constancia, y la perfección e
integridad delante de Dios (Santiago1:2-18 NVI).
Existe una verdad irrefutable, Todo
tiene su momento oportuno, hay un tiempo para llorar o reír, intentar o
desistir, callar o hablar, amar u odiar, para la guerra y para la paz (Eclesiastés
3 NVI). No desfallezcas, coloca tu mirada en la bendición por
venir, ora sin cesar, clama con fervor cada mañana y cada noche, reafirma cada
promesa al leer su palabra, y pídele al Dios de los imposibles, que te de la
fuerza y la sabiduría que necesitas, para apartar de ti aquello que te abruma,
y tomar la decisión de dar un paso hacia adelante sin mirar atrás.
Te aseguro que todas las promesas que
en su palabra Él te ha dicho, son “SI”
en Cristo y que al final, la recompensa llegará, espera con paciencia y podrás
ver con claridad el para qué de las cosas, serás mucho más fuerte que ayer y tu
testimonio será de bendición para otras personas.
¡Llegó la hora de levantarse!, no
llores más, eres importante para Dios, te ama infinitamente, prometió que jamás
estarías solo, es hora de actuar, porque allí, postrado con actitud de derrota
obstaculizas tu bendición.
Recuerda que cada día, es una
oportunidad de triunfo, porque tu enemigo está vencido y Dios asegura tu
victoria, En medio de tu prueba, El Señor quiere lo mejor para ti…
“Porque
yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor —, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un
futuro y una esperanza.
Entonces ustedes me invocarán, y
vendrán a suplicarme, y yo los escucharé. Me buscarán y me encontrarán, cuando me busquen de todo corazón.
(Jeremías 29:11-13 NVI)
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