viernes, 5 de junio de 2015

Oscuridad, muerte, fruto temporal y felicidad efímera…

"Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor". (Romanos 6:23)

¿En verdad crees, que tus acciones, palabras y pensamientos no impactan al mundo que te rodea?, te has preguntado alguna vez, porqué Dios parece guardar silencio frente a ciertas situaciones que te suceden o te sientes en un laberinto sin salida en el que abunda la tristeza, la desesperanza o la desesperación?.

¿Vas por la vida haciendo daño voluntaria o involuntariamente a tu prójimo, creyendo que no pasa nada y esperando ser igualmente bendecido?.

Es el momento de hacer un alto en el camino, de revaluar tu vida y tomar una decisión radical sobre lo que eres, en dónde estas y a dónde quieres llegar.

Si das una mirada a tu pasado y tu presente, es posible que visualices que has estado separado de Dios, muerto en tus propios pecados, que sigues tu propia voluntad, quizás, lees la Biblia pero no la entiendes, te congregas en una iglesia, pero es lo último que tienes escrito en tu lista de prioridades y en tu corazón albergas la imagen de un Dios bombero que debe acudir a salvarte cuando elevas una oración en medio de un intempestivo incendio que acecha tu tranquilidad, y jamás le consultas si los proyectos que hoy emprendes, son lo que verdaderamente Él quiere para ti, entonces, debes sentirte solo, desprotegido, en un laberinto sin salida o un abismo sin fondo, tu vida no avanza y tus sueños son hasta ahora eso…sueños sin cumplir.

Ni siquiera ser Cristiano es garantía, si vives un Cristianismo light, asistes los domingos a la Iglesia, pero los demás días de la semana te olvidas de tu relación personal con Jesús, dejando de lado las disciplinas espirituales de oración, lectura de la palabra y ayuno, como armas para salvaguardar tu vida y la de tu familia. No esperes ser librado fácilmente de las manos de un enemigo siempre listo para destruirte, esperando que Dios te defienda y libre dicha batalla por ti, cuando ni siquiera lo determinas en tu día a día.

Lo que verdaderamente te permitirá dar un fruto que perdure y así recibir bendiciones maravillosas, es la decisión de permanecer en Cristo, conocerlo y enamorarse de Él.

"Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí" (Juan 15:4).

Tus talentos y habilidades provienen de Él, en tus fuerzas, lo que emprendas será en vano. Traes tendencias y hábitos que te impiden acercarte a Dios, pero en realidad, cada mañana, Él anhela establecer una relación personal contigo, que descargues en Él tus preocupaciones, que confíes es su gran poder para cambiar las circunstancias de tu vida, que creas en sus promesas, de restauración para hacer de ti, una nueva criatura, que irradie su amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio (Gálatas 5:22-23)

Si abriste hoy los ojos, es porque el Señor confía plenamente en ti, es una oportunidad más, para que dejes atrás el pasado, abras la puerta de tu corazón y aceptes caminar de su mano.

"Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya ¡lo nuevo!" (2 Corintios 5:17)

Cristo te hace una oferta que no debes desaprovechar. Hoy, te animo a probarlo en medio de tus tormentas, a dar un giro de 180 grados que te permita cambiar tu estilo de vida, por uno que te permita dar fruto en todas las áreas de tu existencia. Atrévete a marcar la diferencia, a no ser uno más en el mundo, a dejar una huella positiva en quienes te rodean, cada bendición derramada, es recompensa para tu familia, son tesoros celestiales y te aleja de la oscuridad….


"Hoy pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ti, de que te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige, pues, la vida, para que vivan tú y tus descendientes" (Deuteronomio 30:19)


No hay comentarios:

Publicar un comentario